La hipoteca inversa debe garantizar un ingreso digno y estable a quienes la tomen
Una de las medidas impulsadas por el Gobierno nacional que más han generado controversia en las últimas semanas tiene que ver con la hipoteca inversa, un nuevo producto financiero que permitiría a los adultos mayores de 65 años, que sean propietarios de un inmueble, recibir un ingreso estable hasta su muerte, a cambio de que cuando mueran la propiedad pase a manos de la entidad financiera. En su columna de opinión en El Espectador, el profesor emérito de Utadeo Salomón Kalmanovitz señala que esta es una buena solución para quienes no quieren dejar herencia o no tienen herederos, pero que viven en la pobreza. Sin embargo, expresó que hay varios elementos que se deben revisar de la propuesta.
“Según el decreto del Gobierno, ambos cónyuges deben ser mayores de 65 años para clasificar al programa. La expectativa de vida de los hombres en Colombia es 74 años y la de las mujeres de casi 80 años, lo que significa que el flujo de ingresos deberá cubrir unos 15 años del más longevo. Malagón afirma que se descontará a una tasa entre 3 y 6 % anual. Si tomamos por ejemplo un apartamento de $500 millones, la liquidación al 6 % anual daría un flujo mensual de $2’500.000. Si se impone el interés de que sea el 3 % anual, entonces el flujo se reducirá a $1’250.000 mensuales. Es obvio que el Estado debiera favorecer una renta del 6 % anual a favor de los que están vendiendo adelantadamente su vivienda para garantizarles unos ingresos dignos”, dice el columnista.
Así, destaca el economista, para que la medida sea justa, quien debe fijar el precio de la propiedad es un perito que no defienda los intereses del vendedor, al tiempo que el usuario conozca todos los parámetros con los que se calculará su renta mensual y las condiciones del producto.
En todo caso, Kalmanovitz reflexiona que este tipo de medidas poco le dan a elegir a las personas más pobres, pues ven en esta solución la única salida para conservar una fuente digna y segura de ingreso.
