La industria colombiana históricamente ha sido más débil que sus homólogas de otros países de la región como Brasil, Argentina o Chile, debido a que la industrialización no ha sido un “serio propósito nacional”. Así lo sostiene Salomón Kalmanovitz, profesor emérito de Utadeo, en su columna de opinión en El Espectador. Para el experto, factores como la protección frente a la deuda externa, el crédito subsidiado y la poca intervención directa del Estado en la industria, han sido algunos de los detonantes para que la industria en nuestro país sea superficial y de corto aliento, mientras, advierte, la desindustrialización ha sido rápida y de gran impacto.
Así, expone, mientras entre 1930 y 1975, la industria creció al 7,5% anual, debido al auge cafetero y a la Gran Depresión Mundial del siglo pasado, luego los gobierno del Frente Nacional el país se enfocó principalmente a brindar protección y crédito a la agricultura, situación que se ve reflejada en los años 1975 a 2015, cuando la industria tan solo creció un poco más del 2%, pues en esta etapa se favorecieron a sectores como la construcción, el financiero y la explotación minera.
Kalmanovitz también relata que la estructura de la industria ha cambiado, pues servicios como la contabilidad, el aseo, la alimentación y el transporte ahora son subcontratadas por la industria a empresas de servicios especializados: “La industria colombiana perdió importancia además porque carece de las economías de escala que tiene Brasil con su gran población o México con su participación en el tratado comercial que sostiene mal que bien con Estados Unidos y Canadá; pero también por el atraso de su infraestructura de transporte y portuaria, la pobre inversión en educación, investigación y desarrollo y la falta de visión de sus elites para concebir un proyecto de desarrollo y adelantarlo con voluntad y persistencia”, finaliza.