Las inestabilidades generadas por el fracking
Aunque son innegables las ventajas económicas que se obtendrían por la producción de crudo con el proceso de fracking, es necesario generar un debate en torno a su otra cara: la de los riesgos que este método traería para acuíferos , el aumento de la emisión de gases de invernadero, la afectación de áreas agrícolas y el impacto a las comunidades. Bajo esta tesis, el ex rector y consejero de Utadeo, José Fernando Isaza, en su columna de opinión en El Espectador, sostiene que, de acuerdo a estudios científicos, algunas de las zonas explotadas bajo este proceso han registrado movimientos telúricos con una mayor frecuencia, que no se había presentado en siglos anteriores.
“Piénsese en una balanza que tiene dos platillos y un resorte que amortigua las oscilaciones. En cada platillo se colocan los recipientes con agua de forma que se equilibra el fiel de la balanza. Se toma una pequeña cantidad de uno de ellos y se lleva al otro, la balanza se desplaza un poco y el resorte estabiliza produciéndose una ligera inclinación. Esta analogía puede aplicarse al efecto de las explosiones de la destrucción de la roca que contiene los hidrocarburos”, añade Isaza.
Frente a ello, el columnista sugiere que se está produciendo una especie de inestabilidad en el terreno y en sus placas tectónicas. De ese modo, dice, dada la presión natural que se ejerce para que salga el crudo o el gas a la superficie puede afectar la estabilidad de las zonas que rodean el yacimiento, y que tendría incrementales en lugares de alta actividad sísmica como los Santanderes.