Los impuestos no solo funcionan para engrosar las arcas del Estado, también lo hacen para restringir el consumo de ciertas sustancias que son nocivas para la salud humana. Así lo afirma el profesor emérito de Utadeo, Salomón Kalmanovitz, en su columna de opinión en El Espectador, a propósito de la discusión sobre los impuestos saludables y la presentación que el profesor tadeísta Norman Maldonado hará en la mesa técnica de aumento del impuesto al tabaco, el próximo 16 de noviembre.
De acuerdo con el columnista, a mayor tributo menor será el consumo del ciudadano, y por lo tanto, su efecto en la salud humana se reducirá. En el caso del tabaco, por ejemplo, indica que ha ayudado a reducir la epidemia del tabaquismo en el país, que principalmente afecta a los jóvenes y a la población más pobre: “A pesar de los reclamos de la industria tabacalera de que el impuesto no lograría reducir el consumo y los costos de salud pública, de que iba a aumentar el contrabando y a mermar los ingresos del Gobierno, un estudio de Norman Maldonado y sus asociados comprobó todo lo contrario de manera científica e independiente de la industria”, sostiene Kalmanovitz.
Así, tomando el estudio hecho por Maldonado, cuando el impuesto al tabaco pasó de $700 a $1400 por cajetilla, aunque aumentó la penetración del contrabando, del 3,4% al 6,4% del consumo, este es incipiente, en relación con la cifra que presentaban las tabacaleras, las cuales mostraban un aumento del 18%. Sin embargo, advierte, lo notable fue la disminución de la proporción de fumadores empedernidos, que pasó del 37% en 2016 a 26% en 2017.
Ante un nuevo aumento propuesto, se prevé que el consumo puede volver a bajar, contribuyendo así a reducir el costo en el sistema de salud en torno a la atención de enfermedades asociadas al tabaquismo. Esta experiencia, incluso, podría replicarse en productos como el azúcar. Sin embargo, la medida no tuvo eco, debido a intereses políticos y económicos: “El hundimiento de la propuesta se debió al cartel del azúcar, que cuenta con medios de comunicación masiva e influencia que les permiten atentar impunemente contra la salud pública. No solo cuentan con protección para el azúcar que producen, sino que Ecopetrol adquiere el etanol que derivan a un precio dos veces el internacional (US$1,25 por galón) para mezclarlo con la gasolina que consumimos y pagamos”, puntualizó.