Pedir perdón no tiene hora ni fecha en el calendario
“Para pedir perdón no existe la prescripción”. Así lo argumenta el consejero y exrector de Utadeo, José Fernando Isaza, en su más reciente columna de opinión en El Espectador, a propósito de la solicitud hecha por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al rey de España y al papa para que, en nombre de las instituciones que representan, pidan perdón por las masacres y violaciones cometidas durante la conquista del país norteamericano.
Isaza indica que, en el caso de lo que hoy es Colombia, tan solo el 15 al 20% de los habitantes del territorio lograron sobrevivir al siglo XVII: “las exigencias laborales impuestas por los españoles fueron, en efecto, devastadoras: jornadas de 14 horas o más en las minas, transporte a lomo humano, construcción de poblados e iglesias, producción agrícola que sustentara dicho esfuerzo y sostuviera el parasitismo de la mayor parte de los españoles”, expresa Salomón Kalmanovitz, citado por Isaza.
De igual manera, señala, otros autores como Melo indican que, tan solo en la región Cali-Popayán, se estima que murieron cerca de 100.000 personas a causa del hambre, sin contar los casos de canibalismo registrados por cronistas como Gonzalo Fernández de Oviedo o las enfermedades, como la viruela y el tifo, que en el “Nuevo Mundo” eran desconocidas, y ante las cuales el sistema inmunológico de los nativos no tenía la manera de combatirlas.