Urge disminuir la emisión de gases de invernadero
Aunque anteriormente se creía que si se controlaba la temperatura atmosférica a un nivel inferior en 2,5ºC, en relación a la temperatura de 1880, se podría evitar una catástrofe ecológica, lo cierto es que los últimos estudios indican que si tan solo se aumentara 1,5ºC se desencadenarían daños irreparables a los ecosistemas, lo que lleva a pensar que la pendiente de calentamiento se hace cada vez más pronunciada.
Sobre este planteamiento, el consejero y exrector de Utadeo, José Fernando Isaza, en su columna de opinión en El Espectador, expone que la llamada “retroalimentación positiva” ha hecho que los pequeños aumentos en la temperatura produzcan una inestabilidad en, por ejemplo, los ciclos estacionales, evidentes en inviernos más cortos y primaveras adelantadas.
“La disminución del área del casquete ártico, si bien no tiene influencia sobre el aumento del nivel del mar, es como un inmenso iceberg, al reducir la radiación solar acarrea aumento de temperatura acelerando la tasa de reducción de la superficie del casquete. El derretimiento de los glaciares de Groenlandia y la Antártica sí eleva el nivel del mar. Los mares fríos tienen capacidad de almacenar parcialmente el anhídrido carbónico que se envía por acción antrópica”, argumenta.
Sobre este fenómeno marino en particular señala, con preocupación, que la saturación de este gas en los océanos ha llevado a la acidificación que afecta a los corales en Australia y que evidencian un blanqueo coralino en nuestro mar Caribe: “El mayor riesgo se presenta al irse derritiendo el permafrost de las tundras siberianas canadienses y de Alaska, el material orgánico debajo de la tierra que se ha acumulado durante milenios está casi inactivo por las bajas temperaturas, al elevarse se produce la emisión de gas metano que tiene un efecto de invernadero 20 o 30 veces mayor que el anhídrido carbónico”, agrega.
Ante este panorama distópico, el consejero dice que se deben tomar medidas urgentes con el fin de frenar la emisión de gases de invernadero, no solo desde la producción de energía, sino también en los procesos agrícolas y pecuarios, pues estos contribuyen a la emisión de metano.
