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La reforma protestante

La reforma protestante
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Lunes 23 de Enero 2017
Tomado de http://concilioad.org/reforma-protestante/

Se cumplen 500 años, el 31 de octubre de este año, de la colgada de las 95 tesis de Lutero en las puertas de la catedral de Wittemberg. En ellas se hace un elocuente alegato en contra de las indulgencias para la salvación que concedía la Iglesia católica a cambio de dinero con el fin de construir la basílica de San Pedro; se denuncia también la rampante corrupción que caracterizaba la lujosa vida de sus príncipes y del propio papa.

Pero el movimiento reformador fue mucho más allá: democratizó el culto al cuestionar las jerarquías y al introducir el lenguaje del pueblo en los rituales, sustituyendo el latín que sólo entendían los letrados. Los requisitos para ser pastores se redujeron y no era necesaria su presencia para iniciar el servicio, pues todos podían ejercer el magisterio. La Biblia debía ser leída por todos los feligreses, y para ello Lutero hizo su traducción al alemán, con lo que también sentó las bases gramaticales y literarias de su desarrollo como lenguaje moderno. Algo similar sucedió en Inglaterra con la traducción de la biblia por William Tyndale, que contribuyó al desarrollo del inglés moderno.

La salvación se ganaba con obras, aunque Lutero creyó en la predestinación. Todos los protestantes alentaron la autonomía del individuo que debía adquirir criterio para hacer su interpretación de las escrituras. Por ello la reforma obligó a que todos los fieles fueran alfabetos para que participaran activamente en el culto, pero que también conocieran la aritmética y ganaran autonomía económica. Hay muchos estudios que señalan cómo estas capacidades diseminadas entre las poblaciones protestantes explican la prosperidad de ellas con respecto a las demás.

La doctrina de la predestinación operó como un fuerte incentivo a la vida piadosa; el miedo a la perdición motivó el perfeccionamiento del individuo y a que sus buenas acciones y obras estuvieran organizadas por una férrea disciplina, siendo pruebas de que se estaba destinado a la salvación. Incluso la riqueza acumulada era evidencia de que se estaba en gracia con el señor, exactamente lo contrario en el catolicismo, que asociaba la riqueza con el pecado. De esta manera, el capitalismo encontró una justificación ideológica y se registró más aceptación de la vida comercial que en otros tiempos, en los que se creaba suspicacia y resistencia frente a la acumulación de capital.

Calvino y la Iglesia anglicana promulgaron que todos los fieles podían entrar en las profesiones del comercio y del préstamo de dinero, que eran útiles y necesarias, dejando de ser pecaminosas y reservadas para los infieles, sobre todo a los judíos, que ya estábamos condenados. De esta manera, se fue abriendo el camino de la igualdad legal y de la participación de las minorías religiosas en la sociedad civil.

Calvino fue más universalista que Lutero y abrazó la Ilustración en todas sus expresiones científicas y culturales, introduciendo una interpretación racional de la religión que abolió el culto a los santos y rechazó la idea misma de milagro. Cristo fue visto como modelo de comportamiento y no como hijo de Dios. De esta manera, se fue debilitando el sectarismo que tanto fomentó las guerras religiosas del siglo XVII.

Hoy proliferan iglesias cristianas por doquier que abrazan el ultranacionalismo y son fervientes enemigas de la ciencia y de la inclusión social. Anuncian una nueva cruzada religiosa global.

Salomón Kalmanovitz | Elespectador.com

Donde fue publicado: 
El Espectador