Un teatro de corte liberal

Un teatro de corte liberal
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Todos los 9 de abril de cada año, a la una y cinco minutos de la tarde, se revive el torbellino de voces que en 1948 gritaban en medio del desespero ¡Mataron a Gaitán! ¡Mataron a Gaitán! ¡Mataron a Gaitán!

Los sobrevivientes gaitanistas emprenden su andar hasta la localidad de Santa Fe sobre la carrera séptima con calle 22, donde se encuentra ubicado el Teatro que lleva el nombre de su inolvidable líder.

El Teatro Jorge Eliecer Gaitán, como fue rebautizado desde 1978 en homenaje al caudillo liberal asesinado, es el espacio del pueblo, donde se desvanece el estrato social y la empatía se adueña de todo tipo de persona, para ello, tratan de manejar precios asequibles e incluso realizan algunas funciones gratuitas en honor a Jorge Eliecer, quien se caracterizó siempre por rescatar la inclusión de las multitudes olvidadas.

Antiguamente en este lugar llamado Teatro Municipal destacaban diferentes acontecimientos de significación política. Todos los lenguajes escénicos estaban ligados a la realidad política, lo que permitió entablar una relación de complicidad con el público que acudía con entusiasmo a la sátira política y la caricatura picante de los personajes públicos.

Se realizaban asambleas estudiantiles, conferencias sobre la actualidad del país, discursos de personajes políticos y las inigualables diatribas de Jorge Eliecer Gaitán que con más de 2500 personas llenaban durante muchos años este recinto.

Gaitán –hombre político de gran talento histriónico- fijo allí mismo, en el tablado del municipal, su lugar predilecto para lanzar sus provocadores discursos. Así al mismo tiempo que el Municipal adquiría un claro tinte político, la política desarrollaba una faceta teatral; mientras las obras de Luis Enrique Osorio empezaban a incorporarse al patrimonio de nuestra historia teatral, los discursos de Gaitán entraban en las crónicas de nuestra historia política.

Los “viernes culturales” con Jorge Eliécer Gaitán a la cabeza, son recordados sin lugar a dudas como los mejores días del Municipal.

Diferentes testigos de la época muestran como la figura de Gaitán marco con su sello la imagen del teatro, uno de ellos es Álvaro Valencia Tovar, quien relata que el líder liberal allí reunía a sus partidarios en vísperas de empezar su campaña presidencial, les hablaba con ese vigoroso acento de caudillo que lograba electrizar multitudes. “Él resolvió aprovecharse de la tribuna para plantear todo lo que vino a ser en el ‘unirismo’: unidad izquierdista revolucionaria. Gaitán hablaba dos horas y luego salía el pueblo enardecido, vociferando, por la carrera octava a desembocar en la plaza de bolívar en grandes manifestaciones”.

Diego Uribe Vargas, sobrino de Alberto Uribe Ramírez -gerente del teatro durante 30 años y amigo personal de Gaitán- recuerda que allí Gaitán siempre tenía sus tertulias y que fue de ahí donde surgió el gaitanismo. “La gente hacia cola durante horas en el teatro para entrar a oír a Gaitán. Más que un escenario era un sitio de encuentro”.

Con Jorge Eliécer Gaitán, el teatro adquirió un claro tinte liberal, pero fue principalmente una sala que acogía a todos y era apreciada por diferentes sectores sociales, más que una sala de teatro se convirtió en un espacio de expresión para los bogotanos. Era un teatro de puertas abiertas y su vida estuvo estrechamente ligada a las tradiciones bogotanas.

A lo largo de sus 62 años de vida, un periodo muy corto para la historia de un teatro, el Municipal se convirtió en un espacio de encuentro inigualable, donde los bogotanos se daban cita diariamente para verse, escucharse, reírse de sí mismos y de los demás. Pero fue demolido en 1952, cuatro años después del asesinato de este, al parecer debido al deseo del nuevo gobierno de borrar las huellas dejadas por el caudillo liberal; dejando un vacío en la memoria de la ciudad.

Después de la muerte de Gaitán, Alberto Uribe Ramírez fue retirado de la gerencia del teatro municipal, durante la admón. del alcalde Trujillo Gómez. En su lugar se nombró a un gerente conservador, cuya gestión terminaría en la desaparición definitiva del teatro.

El municipal representaba la libertad y se dice que lo demolieron por temor a lo que allí ocurría.

Durante 2 décadas los proyectos de rehacer una nueva sala, morían en la alcaldía; hasta 1971 resucito la propuesta de construcción de un teatro y se abrió el segundo gran capítulo de la historia del Municipal y como un justo resarcimiento con su pasado histórico, recibió el legendario nombre de Teatro Municipal Jorge Eliecer Gaitán; epicentro de expresión y convivencia ciudadana.

Desde allí, todos los años se le realiza una romería y una tertulia al caudillo liberal en homenaje a su legado; donde asiste el pueblo que aún después de 69 años de muerto le rinde pleitesía.

El aire que se respira todos los 9 de abril en este teatro es el del tinte liberal, que dejó impregnado quien era la esperanza del pueblo oprimido, quien representaba el centro, quien representaba a los pobres, quien con su vozarrón retumbaba en las plazas públicas dándoles voz a esas multitudes olvidadas, esas mismas que gritaban a voz en cuello su nombre, extasiadas por su presencia, enaltecidas por sus discursos, arrebatadas por la esperanza.