El divorcio de Inglaterra

El divorcio de Inglaterra
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Lunes 11 de Julio 2016
Tomado de http://www.fipupress.com/2016/06/reino-unido-sale-de-la-union-europea-aportes-a-la-discusion.html

Inglaterra decidió separarse de Europa después de ser instrumental en el triunfo contra el fascismo en la segunda Guerra Mundial y de participar en la comunidad de países que iba a lograr la paz perpetua con que soñó Kant.

Las razones que se dieron fueron tan falsas y sus consecuencias tan costosas que los promotores del Brexit hicieron mutis por el foro cuando ganaron el referendo: Boris Johnson y Michael Gove, de la extrema derecha del Partido Conservador, y Nigel Farage, del nacionalismo británico, rehusaron asumir sus nuevas responsabilidades, esperando que otros enfrenten el desastre que produjeron sus campañas.

Es cierto que los economistas nos equivocamos con frecuencia, pero cuando 90 % de los economistas ingleses estaba de acuerdo con que la salida de Inglaterra conduciría a un desastre financiero y económico, se necesita mucha ceguera y terquedad para impulsarlo. La globalización ha definido una división internacional del trabajo entre muchos países que no puede ser remplazada por un mercado nacional, imaginado por los que viven de las añoranzas de un viejo imperio del que no queda nada. Es el grito de independencia de la derecha nacionalista por doquier. Trump en Estados Unidos chilla “Hagamos grande a América de nuevo”, golpeando a todos los socios que han permitido la exitosa acumulación de capital de sus grandes corporaciones.

El daño está hecho para el Reino Unido: el continente es su mayor socio comercial y los alemanes sus principales inversionistas. Los vínculos estrechos de la isla con el continente han permitido el renacimiento de su decadente sector automotor y a que la manufactura de turbinas encuentre mercado en el consorcio Airbus; La City (el Wall Street) de Londres es el mayor centro financiero de Europa, algo que se verá disminuido si se concreta el Brexit. Varios fondos mutuos y de inversión están en serios problemas porque la gente está retirando sus ahorros y le están poniendo talanqueras a los retiros, lo cual está alimentando un pánico financiero. Escocia e Irlanda del Norte saben mejor que su prosperidad depende más de su relación con Europa que con Inglaterra, de tal modo que el Brexit puede conducir a UKexit, la desintegración del Reino Unido.

Niall Ferguson, un destacado historiador económico inglés, ha comparado el Brexit con un divorcio. A sus impulsores les advierte: “antes de llamar al abogado no te hagas ilusiones de que va a ser fácil, barato, rápido y amigable… en la fase dos, después de que le has dicho a tu esposa que te quieres divorciar, la respuesta más común es «por favor mi amor, no lo hagas, pero si insistes, bastardo, me aseguraré que te vas a arrepentir por el resto de tus días»”.

En efecto, la Unión Europea tiene que tratar duro al país que quiera renegar de sus vínculos para que otros no sigan el ejemplo, impulsados también por sus virulentos partidos de derecha, como Austria o la propia Francia. Eso dificultará establecer tratados comerciales, de inversión y de migración, algo que castigará también a los europeos, sobre todo a Alemania, que mantiene un superávit comercial con Inglaterra. Se trata de una jugada en la que muchos pierden: los orgullosos ingleses, los europeos, el globo; y propicia además la descomposición del orden político liberal de Occidente. Pero también hay ganadores: Putin en Rusia y otros personajes autoritarios de todo el mundo se frotan las manos.

Salomón Kalmanovitz | Elespectador.com