La pauperización de Venezuela

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La pauperización de Venezuela
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Lunes 09 de Mayo 2016
Tomado de http://www.diariolasamericas.com/4848_venezuela/3175127_dramatico-empobrecimiento-venezolano.html

En 2014 la economía venezolana se contrajo 4 % y al año siguiente lo hizo en 7 %.

La gasolina vale el equivalente de $75 por galón, 100 veces menos de lo que pagamos en Colombia, y obviamente se despilfarra. La producción de petróleo era de 3,4 millones de barriles diarios en 1998 y hoy no llega a 2,3 millones, una quinta parte de la cual va a la China para servir deudas del pasado y otra se vende con subsidio a 17 países del Caribe, incluyendo a Cuba, a un costo de US$5.000 millones anuales. Se trata de una Venezuela que se ha tornado más pobre que varios de los países receptores de su caridad.

Venezuela es una economía mal administrada: en 2015 la inflación fue de 180 % y este año se proyecta en 720 %. ¿La razón? Un déficit fiscal de 12 % del PIB financiado con la impresión de dinero, pues el Gobierno no tiene capacidad de recaudar impuestos. Las reservas del país están en los rines. Chávez decidió en algún momento salir de sus dólares y mantener todas sus reservas en oro, algo que probó desastroso porque el precio del noble metal se derrumbó. Hoy las reservas alcanzan sólo US$14.600 millones (Colombia cuenta con US$47,300 millones). El bono de Pdvsa (la empresa petrolera estatal) vale 0,73 por dólar, a pesar de que se abonaron los vencimientos del mes de febrero de 2016, según Bloomberg.

Si en los primeros tiempos del socialismo Rusia se vanagloriaba de haber electrificado todo su vasto territorio y haberse industrializado a marchas forzadas, hoy el socialismo del siglo XXI no puede esconder la vergüenza de haber permitido una crisis energética y, peor, de haber logrado desindustrializar a Venezuela. La gran inversión en plantas térmicas mal mantenidas no pudo contrarrestar la falta de lluvias en las hidroeléctricas. La expropiación de industrias a dedo y el recorte del suministro de materias primas y bienes intermedios ha llevado a la quiebra a miles de industrias, mientras que las expropiadas han sido mal administradas. Tras la huelga de Pdvsa en 2002, Chávez despidió a 20.000 trabajadores e ingenieros, que fueron remplazados por 100.000 activistas poco competentes.

Una reforma agraria mal concebida paralizó la producción de alimentos, mientras el hato ganadero que queda se sacrifica en Brasil y en Colombia. La baja de precios del petróleo sirvió para mostrar la profundidad del desgreño y la corrupción que caracterizan la gestión del sector público que no pudo compensar con la importación de alimentos, bienes básicos y medicinas. El régimen no reconoce sus malas decisiones, sino que culpa a la guerra económica propiciada por el imperio, por Álvaro Uribe y a lo que llama la derecha fascista por los infortunios a que ha sometido el país.

La represión contra los opositores y la utilización de pandillas de rufianes, llamadas colectivos, ha intimidado a la ciudadanía que se manifiesta esporádicamente con saqueos de comercios y vandalismo. A pesar de eso, la oposición ha avanzado sustancialmente, pero sus decisiones en el Legislativo que controla son neutralizadas abiertamente por las otras ramas de poder.

La política laxa frente al narcotráfico y la corrupción de la Policía han permitido un gran aumento del crimen. La tasa de homicidios alcanza 90 por 100.000 habitantes, una de las más altas del mundo. El fuerte racionamiento eléctrico impide la iluminación de las calles, facilitando los asaltos a vehículos y personas.

Salomón Kalmanovitz | Elespectador.com

 

Donde fue publicado: 
El Espectador