Así es la Universidad de las FARC

Gerson González lleva 25 años en la insurgencia. Es monitor en las clases de la Universidad Isaías Duarte, el órgano académico del grupo guerrillero. Allí se encarga de organizar los planes de estudio, ayudar en los temas logísticos, colaborar en la distribución de los materiales y útiles de cada clase, y en definitiva, ser una mano para los instructores.

 

¿Qué es la Universidad Isaías Duarte?

Es la universidad de la vida guerrillera. Aprendemos de todo, desde lo político y lo militar. No es como muchos piensan, que estamos desconectados de la realidad nacional e internacional, al contrario, sabemos de todo lo que pasa en el mundo. Eso ayuda a los medios y altos mandos a explicar a todos los demás temas como el Marxismo, por ejemplo. Que nos ayuda a entender los fenómenos que ocurren. Con ello comprendemos las razones de esta situación. Sabemos por qué el Estado actúa de una u otra manera. Por qué hay intereses de unas partes y de otras.

¿Cómo explicarle a las personas la importancia de una universidad en la guerra y en la selva?

Mucha gente piensa que nosotros somos extraterrestres, como se dice coloquialmente, que no entendemos lo que pasa a nuestro alrededor. Pero no es así, sabemos qué pasa.  No somos ermitaños alejados de la realidad y metidos en el campo, en la selva. Ustedes se ponen a hablar con cualquiera de nosotros y sabemos cosas, tenemos información, conocimientos, cosas que sirven. De hecho se pueden quedar sorprendidos porque sabemos manejar varios aparatos tecnológicos. Todo eso lo aprendemos nosotros.

¿Cuáles son los antecedentes más importantes de esta universidad?

Esta Universidad existe desde 1980, desde la época de Casaverde.  Por acá han pasado la mayoría de guerrilleros del Secretariado Mayor. Tenemos presencia en varias zonas del País. El tiempo que dura un guerrillero capacitándose aquí es de ocho meses, máximo un año. Siempre vienen cuotas de todos los frentes a estudiar aquí. No tenemos sede fija, la universidad es móvil, se mueve por todo el País, se representa en cualquier parte.

¿Cómo hacer capacitación en medio de un conflicto, de una guerra?

Cuando el enemigo lo permite ahí se ubica la “escuelita”, ahí ponemos nuestra sede. Siempre nos acomodamos a las condiciones que se puedan presentar. En estos cuatro años de diálogos las condiciones han sido muy buenas, las locaciones son mucho más cómodas, se pueden hacer bien las clases, estamos más tranquilos, de hecho, hemos podido estar de forma fija en distintos campamentos de seis s siete meses. Las herramientas que usamos para las clases son mejores, todo se presta para poder enseñar. Mostramos imágenes y vídeos que en otros tiempos no podíamos por las malas condiciones de energía eléctrica.

¿Cómo es la rutina en la universidad, cómo es su día a día?

Lo primero es tener en cuenta que hay que hacer un pensum, una lista de asignaturas que debemos ver y entender. Eso va de la mano con el régimen militar, es decir, nos levantamos a las 4:30 a.m. para hacer gimnasio o ejercicio y tomar tinto. A las 6:30 a.m. empiezan las clases, allí se explican y se leen las noticias más importantes del País y del mundo. Después retomamos los temas y ejercicios que hayamos dejado inconclusos. Este proceso, ahora que estamos en época de diálogos, se puede extender hasta las 8:00 a.m. Después pasamos a desayunar o tomar refrigerio hasta las 9:00 a.m. Se inician otra vez las clases y vamos hasta las 11:30 a.m. El almuerzo se toma a las 12:00 m. y hacemos una vez clases hasta las 2:30 p.m. Siempre hacemos temas teóricos y muchos talleres prácticos. Después sí nos bañamos y hacemos labores del campamento hasta las 6:00 p.m. para terminar en formación. Hablamos un rato y ya en la noche nos vamos a dormir.

¿Se sacan notas durante esos ocho meses de formación, alguien puede perder el curso?

No es igual que un colegio o una universidad tradicional. Se corrigen los errores en las actividades o talleres, se sugiere y se explica, eso sí, no hay notas o calificaciones. Hacemos mucho trabajo en grupo, ahí dice el instructor: “Tal grupo exponga su taller”, y ellos pasan y hablan. Es allí mismo donde se van orientando las discusiones y se va mirando si hay fallas o problemas de comprensión en los temas. Es importante poner su granito de arena en este proceso, cada uno debe saber que debe estudiar y aprender más cosas. Todo está orientado al estudio colectivo, si yo aprendí algo, debo después transmitirlo a los demás. No se entregan títulos ni hay graduación, cada uno se lleva lo que aprendió y deberá utilizarlo en el futuro.

¿Cómo es el proceso de admisión? ¿Cómo hace alguien para hacer parte de esta universidad?

Lo más importante es el comportamiento, al igual que su disciplina y su esfuerzo. Su capacidad de admiración hacia la lucha. Esos son los principales méritos.

¿Hay capacitación en temas de guerra?

Desde que iniciaron los diálogos los temas de guerra se quitaron de la rutina. Ahora se habla un poco más de paz y temas de reconciliación. Antes sí se hacía hincapié en estrategias de guerra. Ahora estamos centrados en temas de filosofía, política y economía. También un poco los temas culturales están teniendo mucha atención. En lo que llevamos mucho tiempo es en la explicación de los acuerdos de La Habana, en su estudio y en el análisis de lo firmado.

¿Qué dicen de esos acuerdos los guerrilleros que están actualmente en la universidad? 

Al principio estábamos todos muy intranquilos, decíamos “¿qué es esa vaina?”, pero en la medida que pasaron los días nos fuimos llenando de razones para creer que sí es posible. Ahora sabemos que es una realidad y es necesaria. Confiamos plenamente en la Dirección Nacional de las Farc, en lo que se firmó y se pactó. Ahora todos debemos cumplir, porque en el papel se ve todo muy bonito. Nuestra labor en la Universidad es hacerle seguimiento a eso que está escrito.

¿Qué pasa si en el plebiscito gana el sí? ¿Cree que la universidad tiene futuro en ese escenario?

Sería lo ideal. Tendríamos presencia en todo el País. Tendríamos varias sedes, más estudiantes, más temas. Nuestra meta es seguir enseñando las cosas en las que creemos, ojalá con más comodidad, más tranquilos, con mejores herramientas. Hay temas y formas que siempre hemos querido para adelantar mejor nuestras clases. En medio de la maraña y de los combates es muy difícil poder enseñar algo. A veces por la guerra nos llega material o investigaciones muy viejas, sin actualidad, porque es imposible tenerlas en medio del conflicto.  Sería muy bonito que la Universidad siga en el posconflicto, ojalá, respetando el nombre. Es más fácil enseñar a disparar un fusil, pero es más interesante enseñar a alguien a leer y a escribir mejor.

Para algunas personas, los ideales sobre los cuales se asienta esta universidad, pueden ser retrógrados o pasados de moda ¿Qué decirles al respecto?

Esos ideales son eternos. Los fenómenos cambian y evolucionan, pero esos ideales siempre serán la solución a muchos problemas. Si el capitalismo sigue presente en todas partes, entonces los ideales comunistas también estarán. Para poder entender mejor un fenómeno o una situación de la vida real, lo mejor siempre será apelar a Marx. 

 

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Esta entrevista hace parte de A la guerra, adiós, un especial narrativo y periodístico producido por el CrossmediaLab.

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