"Colombia es uno de los países más desiguales del mundo": Helena Pérez, docente invitada a Utadeo

"Colombia es uno de los países más desiguales del mundo": Helena Pérez, docente invitada a Utadeo

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"Colombia es uno de los países más desiguales del mundo": Helena Pérez, docente invitada a Utadeo
Lunes, Octubre 7, 2019
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Con más de 15 años de experiencia en el análisis del desarrollo económico de los países africanos, Helena Pérez, docente colombiana en la Universidad de Cambridge, atendió la invitación de Utadeo para compartir su experiencia con estudiantes de pregrado y posgrado de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas.
Foto: Alejandra Zapata - Oficina de Comunicaciones

Helena Pérez Niño es profesora de estudios de desarrollo en la Universidad de Cambridge. Luego de más de 10 años de no visitar Colombia, la docente llegó al país con un solo propósito: compartir su experiencia y conocimiento con estudiantes de pregrado y posgrado de Utadeo acerca de la economía política, del desarrollo en el sur de África y la articulación de los productores, y trabajadores agrícolas con las redes mundiales de producción.

Su trabajo le ha permitido entender cómo funcionan los sistemas económicos de países como Angola y Mozambique; pasó de trabajar sobre las transformaciones económicas y de desarrollo en su país, con ONG que atendían el conflicto armado colombiano, a enfocarse en cuestiones agrarias de África.

Sus investigaciones y publicaciones han girado en torno a la mano de obra migrante, recursos naturales y ayuda extranjera en el sur de África. De estos y otros temas conversó con los estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de Utadeo, la Universidad que reunió a tres personas de diferentes etapas de su vida y que fue artífice de su regreso fugaz al país, en medio de una vida académica agitada en la Universidad de Cambridge, Reino Unido. Hablamos con ella de su paso por Utadeo y de su percepción del país.  

¿Cuál fue el propósito de su visita? 

Tres colegas con los cuales había coincidido en diferentes oportunidades de mi vida me expresaron su interés por mi trabajo en Reino Unido, el cual tiene un enfoque muy diferente sobre cuestiones de desarrollo y experiencias que no están ligadas a Latinoamérica, sino a África. En ese sentido, apoyé algunas clases de pregrado y posgrado, en las que tuve la oportunidad de compartir con docentes de diferentes departamentos, establecer algunas líneas investigativas de interés común y pensar en proyectos conjuntos. Producto de esta visita se gestó la idea de un simposio de discusión de diferentes proyectos de investigación de la Facultad para enriquecerlos desde una mirada diferente.

¿Cómo fue la experiencia con los estudiantes de Utadeo?

Quedé gratamente impresionada con el nivel de los estudiantes, sobre todo con los de pregrado, con quienes tuve más contacto. Fue fácil introducirlos en los temas y en las preguntas que me interesaban, y sentí que ellos se sumaron a ese interés y rápidamente entendieron el tipo de cuestionamientos en torno al desarrollo. Les hice preguntas bastante corchadoras y me sorprendió sus buenas bases sobre diferentes trayectorias de desarrollo en cuanto a la economía china, las diferentes dinámicas de crecimiento, de desigualdad, los contrastes de las regiones globales, entre otros aspectos. Así que creo que fue una experiencia de enorme disfrute tanto para mí como para ellos.

¿Qué inquietudes distintas encontró entre los estudiantes de Utadeo y los de Cambridge?

Tal vez la principal diferencia es que los estudiantes de las universidades británicas provienen de diferentes partes del mundo. En un salón tenemos un 30 % máximo de estudiantes británicos y el otro procentaje está integrado por un grupo de estudiantes europeos, asiáticos y africanos, lo que origina ciertos desafíos en el aula, al punto de establecer unas líneas base sobre cómo se desarrolla la clase. Los estudiantes tienen formas distintas de comportarse en el medio académico, lo que resulta enriquecedor, ya que algunos están familiarizados con los retos de su región o las particularidades de los procesos de desarrollo. Pasa todo lo contario en Colombia, donde estamos en aulas mucho más homogéneas, con estudiantes que vienen del mismo país, pero de diferentes regiones con características y necesidades distintas.

Otra de las cosas que hace diferente el ámbito académico aquí es que en América Latina no participamos tan formalmente de las discusiones que se dan en lengua inglesa alrededor de las estructuras de las instituciones académicas del mundo anglosajón, mientras que en otras regiones del mundo como África o Asia, por ser antiguas colonias británicas, hay una facilidad para participar y leer esas publicaciones y por lo tanto para estar al tanto y contribuir a los debates internacionales en inglés.

¿Por qué estudiar África? 

Tiene un buen componente de coincidencia, pero también de una decisión personal. Cuando, por motivos de trabajo en el ámbito humanitario, surgió la posibilidad de trasladarme a trabajar en Angola, rápidamente acepté porque ese país estaba saliendo de un conflicto armado, de una larga guerra civil y me pareció interesante dar ese paso. Estando allí, planteándome qué quería hacer para mis estudios de posgrado, decidí no enfocar mi mirada en temas colombianos, una apuesta de la que no me arrepiento y a la que invito a los estudiantes a realizar, ya que es extremadamente útil comparar y entender los problemas globales desde una perspectiva más amplia.

¿Qué lectura tiene del contexto político, social y económico colombiano?

Colombia, comparado con sus vecinos, está claramente en una situación de ingreso medio, no está entre los países más pobres del mundo, pero está muy alejada de los países más desarrollados. Continúa siendo uno de los países más desiguales del mundo y eso genera unas formas en las que se combina la pobreza y la desigualdad, lo que hacen de Colombia un país particularmente difícil, con unos problemas sociales profundos. La desigualdad genera unas injusticias que son además muy impactantes en el desarrollo de los individuos y de las comunidades. Me sigue impactando la facilidad con que las personas en la calle argumentan que la violencia es la solución a los problemas; la pobreza que se experimenta en la ciudad con la cantidad de personas que no tienen una casa y que viven en condiciones verdaderamente infrahumanas, es un tipo de pobreza diferente a la que se observa en África, una pobreza que no tiene una fuerte desigualdad a excepción de Suráfrica y de otros países.

En ese sentido, ¿qué puede aprender Colombia de países como Malawi o Mozambique?

Cuando los colombianos piensan sobre los países africanos, piensan en extrema pobreza, y ahí termina la curiosidad. África, al igual que América Latina, es un continente heterogéneo con condiciones distintas en niveles de ingreso y de desarrollo, tiene países con estructuras económicas más sofisticadas como es el caso de Suráfrica, pero al mismo tiempo tiene países muy pobres. En ese sentido, hay una cantidad de experiencias africanas que le serían relevantes a un país como Colombia como, por ejemplo, la capacidad de plantearse modelos de desarrollo diferentes en comparación con Colombia, donde hay un modelo de desarrollo y muy pocas propuestas alternativas alrededor. Los tomadores de decisiones podrían entender que hay muchas más opciones, mucho más pragmáticos, ambiciosos y disciplinados pero más laxos al momento de formularlos.

 

¿Cómo ve el tema de la migración venezolana en Colombia?

Registré con gran perplejidad la serie de actitudes y discursos muy poco sólidos para tratar de explicar las razones, dinámicas y consecuencias de la migración forzosa de 1.5 millones de venezolanos a Colombia. Por mi experiencia, me parece importante hacer una serie de reflexiones sobre cómo nos estamos refiriendo a ellos, la narrativa que se ha creado alrededor de su situación. Siento que se nos olvidó que por décadas miles de colombianos emigraron al país vecino en diferentes condiciones y nunca nos negaron su ayuda.

Al igual que Colombia, por años Malawi tuvo que recibir a millones de pobladores de Mozambique luego de una diáspora forzosa, además, de compartir sus territorios, sus mercados laborales, sus oportunidades. Cualquier persona que haya estudiado sobre la migración forzosa, sabe que estas trasformaciones sociales no son tan simples para explicar que la llegada de más personas al país haría difícil la búsqueda de empleo o el aumento de las tasas de desempleo entre la población local. Existen muchos estudios que demuestran que el impacto de la llegada de refugiados funciona diferente en diversos sectores, hay miles de formas en que las empresas locales se benefician de la llegada de migrantes que están dispuestos a trabajar. 

Finalmente, ¿cómo ve su ciudad después de estar por fuera durante más de una década?

Quedé impactada con la contaminación que se respira en el centro de la ciudad. En mi época ya era difícil vivir en esta ciudad, pero las condiciones actuales son extremas y creo que los ciudadanos están expuestos a altos niveles de polución emitidos por el transporte público.

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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