Conoce los resultados de la encuesta aplicada a los profesores tadeístas sobre virtualidad

La virtualidad ha cambiado, sin lugar a dudas, no solo la forma como interactuamos en nuestra cotidianidad, sino también las dinámicas de enseñanza y aprendizaje por parte de profesores y estudiantes. Nuestra Universidad no ha sido ajena a estos cambios que nos llevan a un nuevo punto de innovación pedagógica, esta vez mediado por pantallas. Del 8 al 18 de mayo de este año, la Vicerrectoría Académica de Utadeo se dio a la tarea de identificar las experiencias, los medios y las herramientas que han implementado los profesores, así como reconocer las estrategias de enseñanza, aprendizaje y evaluación que ellos han asumido durante la contingencia por la pandemia, con el fin de continuar garantizando la calidad académica que caracteriza a la Tadeo y así identificar las fortalezas y oportunidades que ha traído consigo este proceso de presencialidad con apoyos tecnológicos.

En términos generales, el sondeo virtual, en el que participaron profesores de 899 asignaturas, de las 1553 que se ofertaron durante el primer semestre del 2020 (equivalente al 59%), demostró que la experiencia fue exitosa y se convirtió en una gran oportunidad para establecer otros canales de interacción con el estudiante.

“Quiero reconocer que la Universidad, a través de su Vicerrectoría Académica, se preocupó por darnos una serie de herramientas, para que pudiéramos seguir con calidad en nuestras labores y el cumplimiento de los objetivos de aprendizaje. Siempre me sentí apoyado por la Universidad”, destaca Carlos Ricardo Dávila, profesor de la Escuela de Administración, Contaduría y Mercadeo de Utadeo, quien impartió durante este semestre las asignaturas correspondientes a Direccion Organizacional y Mercadeo Básico. 

Dávila señala también que fue una experiencia enriquecedora, pues le permitió a él y a sus colegas ser autodidactas, buscar herramientas para enseñar pero también para formarse, y ante todo, generar procesos colaborativos entre colegas, en espacios como el Grupo de Apoyo Pedagogico del que él hizo parte y que le permitió compartir información y buenas prácticas.

Lo anterior se ve reflejado en los altos niveles de satisfacción que expresaron los profesores en la encuesta. Así, frente a los apoyos virtuales, el 93% de los encuestados indicaron que se sintieron "muy satisfechos" y "satisfechos" con las clases implementadas, mientras que el 90% de los profesores que respondieron dijeron estar "satisfechos" con el acompañamiento recibido por parte de la Universidad.

Carlos Dávila, profesor de la Escuela de Administración, Contaduría y Mercadeo 

Estas cifras concuerdan con la percepción que tiene Alis Pataquiva, profesora del Departamento de Ingeniería de Utadeo, quien asegura que, a pesar de que algunos días en la virtualidad son complejos, especialmente porque debe alternar su rol de educadora con el de madre, ha desarrollado una serie de herramientas para que sus estudiantes puedan resolver de manera más facil los ejercicios propuestos. El alto nivel de comprensión de los temas se ha evidenciado en los resultados obtenidos por sus estudiantes en los examenes finales de la asignatura: “Estoy muy emocionada porque es lo que siempre quería hacer. Avata ha sido mi mano derecha y la Universidad pudo darme las herramientas de trabajo para poder desarrollar mis actividades”.

Precisamente, las cifras arrojadas por la encuesta demuestran que profesores y estudiantes han logrado adaptarse y volverse flexibles a las condiciones que nos impusieron las medidas de confinamiento. Ello se puede ver en un factor clave como lo son las asistencias. El 96,3% de los encuestados señaló que entre el 75 al 100% de sus estudiantes asistió a las sesiones virtuales programadas y el 67% manifestó que sus aulas se virtualizaron en su totalidad, mientras que un 30,6% indicó que sus aulas se encuentran parcialmente virtualizadas.

“Sentí una gran responsabilidad con cada uno de los estudiantes, pensando en ellos y en su entorno y en las diferentes situaciones que pudieran estar viviendo; por lo tanto el diseño de las clases debía responder al grupo en general pero también de forma particular”, precisa Aída Gómez, profesora de la Escuela de Diseño, Fotografía y Realización Audiovisual. Para ella, el mayor reto estuvo en cambiar las dinámicas de las clases, pues no se trataba de llevar lo que se veía en el aula presencial a las pantallas.

Alis Pataquiva, profesora del Departamento de Ingeniería

Uno de los aspectos que más llama la atención es que Avata se convirtió en un escenario neurálgico para optimizar la experiencia. Actualmente, el 88% de las videoconferencias o presentaciones virtuales que los profesores han desarrollado, han quedado grabadas y están disponibles en línea para su consulta, en su mayoría alojadas en nuestro Ambiente Virtual de Aprendizaje Tadeista, y en plataformas como Google Drive y Youtube.

Pataquiva ha sido una de las docentes que más provecho les ha sacado a estos escenarios tecnológicos de interacción. Un caso de éxito ocurrió en la asignatura de Mecánica de Fluidos y Sólidos. Por primera vez desde que imparte clases, la tadeísta transmitió una sesión en vivo a través de Instagram, un aprendizaje significativo no solo para sus estudiantes, sino también para egresados y público externo que se conectó desde diferentes lugares del país e incluso de Brasil.

Un caso similar lo expone el profesor Felipe Beltrán, del Departamento de Humanidades, quien involucró múltiples canales de comunicación para enganchar al estudiante con las clases; incluso, señala que empleó listas de reproducción de video y de Spotify para que sus estudiantes asimilaran el tema de la música popular colombiana en Humanidades I.

Para él, la clave está en la organización y en ser flexibles con las formas de interacción que se tienen con los estudiantes: “Este fue un desafío para todos a la vez. La ventaja es que todos tuvimos que empezar de cero, y eso hizo que existiera mucha solidaridad y comprensión por parte de los estudiantes, y flexibilización por parte de los profesores”. Una muestra de ello, según relata Beltrán, fue que, para el desarrollo de sus temas, involucró videos explicativos previos a la clase como un material de consulta, de tal forma que en la sesión sincrónica se generaran espacios de debate y de preguntas.

Felipe Beltrán, profesor del Departamento de Humanidades

Y es que como lo pone de relieve la encuesta, los profesores aplicaron en su mayoría metodologías teórico-presenciales (72,9%) e implementaron modalidades principalmente sincrónicas (en vivo) (73,1%), a través de herramientas como Google Meet o Zoom (96%), con apoyos asincrónicos (en diferido), entre ellos presentaciones y pdf (67%), y actividades en el aula virtual en Avata, como lo son foros, podcast y videos.

La experiencia me hizo mejor profesor, pues me demostré a mí mismo que no solamente dependía de una clase presencial, sino que puedo tener habilidades para dictar de manera virtual, pues muchos no habíamos explorado esa faceta”, señala Dávila, al destacar que la virtualidad le permitió adoptar estrategias para el manejo del tiempo autónomo del estudiante y para atraer la atención de estos durante las sesiones, a través de la mejora en las ayudas visuales, el uso de material multimedia y el fortalecimiento de la voz y la entonación a la hora de proyectar su discurso.

Por su parte, Beltrán añade que lo más importante es que los estudiantes tuvieran claro cuál era el progreso de su proceso de aprendizaje, de tal manera que contaran con cronogramas de las actividades que desarrollaban y las temáticas que trataban en cada sesión: “Hay que estar dispuesto a probar la mayor cantidad de herramientas para ver cuáles funcionan más, de acuerdo a las actividades y al curso, de tal modo que los estudiantes tengan muchos modos de permanecer en contacto con la clase”, expresa el tadeísta. 

Otro de los escenarios que se fortaleció fue el de las tutorias. El 95% de los profesores encuestados dijo haber desarrollado este tipo de encuentros con sus estudiantes. Por ejemplo, la profesora Pataquiva comenta que, a través de Google Meet, creó unos espacios virtuales de asesoría, a través de los cuales los estudiantes podían ingresar, tal cual como lo hacían cuando llegaban a su oficina.

Por su parte, en el ámbito de la evaluación, el 98% de los profesores que respondieron la encuesta establecieron algún mecanismo de esta naturaleza, entre ellos entregas de portafolios, diseño de infografías, ensayos, controles de lecturas y quices. Ese mismo porcentaje de encuestados señaló que realizaron retroalimentación a los trabajos recibidos. “He podido evidenciar que los estudiantes entregan sus trabajos con la misma calidad y rigurosidad, pero además pudieron trabajar de manera colaborativa. Por mi parte, logré adaptar a esta nueva normalidad las evaluaciones que ya tenía para mis cursos”, precisa Pataquiva.

Un caso exitoso en este aspecto es que, por primera vez en su historia, se desarrolló de manera virtual la Feria de Proyectos de Ingeniería, en la que se presentaron noventa proyectos de aula en salas simultáneas, distribuidos en cuatro categorías, y con dos jurados por proyecto. Al finalizar la jornada, 15 grupos fueron los ganadores.

 

La virtualidad, un laboratorio en el que profesores y estudiantes aprenden por igual 

Como parte de las acciones que dispusieron la Rectoría y la Vicerrectoría Académica de Utadeo para fortalecer las prácticas pedagógicas, estuvo el Plan Padrino, un programa en el que los profesores de planta acogieron a profesores de cátedra en el desarrollo de sus clases con apoyos virtuales. Al finalizar, la encuesta demostró que el 55% de los profesores de planta participó en el ejercicio, mientras que el 48% de los docentes de cátedra estuvieron involucrados.

En materia de percepción, el 43% de los encuestados consideraron que los espacios virtuales promueven la autonomía en el proceso de enseñanza-aprendizaje, mientras que el 43% dice que les ha permitido apropiarse de las nuevas herramientas tecnológicas.

“La Universidad tiene una serie de herramientas didácticas y tutoriales sobre los recursos tecnológicos disponibles en Avata. Tenemos grupos de apoyo, de profesores que están dispuestos a ayudar a sus compañeros. Hay uno de índole tecnológico, que es para resolver dudas sobre el uso de ciertas aplicaciones o plataformas, y hay otro que es de apoyo pedagogico, centrado en cómo resolver ciertos obstáculos aplicando algunas estrategias que otros profesores pueden recomendar para implementar en clases”, destaca Beltrán, quien hace un llamado a sus colegas para participar de forma más activa en estos canales.

Aída Gómez, profesora de la Escuela de Diseño, Fotografía y Realización Audiovisual

Por supuesto, al mejor estilo de un laboratorio, son muchos los aprendizajes y retos que se vienen. Algunos de ellos, según detectaron los profesores, son: mejorar la conectividad para el desarrollo de los apoyos virtuales (30%) y fortalecer la interacción con los estudiantes (29%).

“Puedo decir que la relación con el estudiante fue más cercana, más personal. En algunos casos los estudiantes se sintieron más confiados en su proceso de aprendizaje porque la dinámica virtual les permitió acceder de forma inmediata al profesor; no se vieron en la necesidad de buscarlo en una oficina o en un salón, con un simple mensaje electrónico su profesor estaba ahí, de forma inmediata y sin interrupciones. Adicionalmente no hubo límites de tiempo y espacio”, destaca Gómez.

Ante ello, los educadores son conscientes de que deben seguir formándose y fortaleciendo sus competencias pedagógicas. Es por eso que el 57% de los encuestados aseguraron que quieren recibir formación en estrategias pedagógicas y didácticas de docencia virtual.

 

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Redacción: Emanuel Enciso Camacho

Fotografías: Alejandra Zapata - Archivo Oficina de Comunicación y Aída Gómez 

Diseño Web: John Beltrán

 

Conoce los resultados de la encuesta aplicada a los profesores tadeístas sobre virtualidad

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Conoce los resultados de la encuesta aplicada a los profesores tadeístas sobre virtualidad
Jueves, Junio 11, 2020
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Un 90% está satisfecho con el acompañamiento hecho por la Universidad en esta contingencia y el 98% manifiesta haber desarrollado algún tipo de evaluación con su respectiva retroalimentación.
Por: Emanuel Enciso Camacho - Fotografías: Alejandra Zapata - Oficina de Comunicación

La virtualidad ha cambiado, sin lugar a dudas, no solo la forma como interactuamos en nuestra cotidianidad, sino también las dinámicas de enseñanza y aprendizaje por parte de profesores y estudiantes. Nuestra Universidad no ha sido ajena a estos cambios que nos llevan a un nuevo punto de innovación pedagógica, esta vez mediado por pantallas. Del 8 al 18 de mayo de este año, la Vicerrectoría Académica de Utadeo se dio a la tarea de identificar las experiencias, los medios y las herramientas que han implementado los profesores, así como reconocer las estrategias de enseñanza, aprendizaje y evaluación que ellos han asumido durante la contingencia por la pandemia, con el fin de continuar garantizando la calidad académica que caracteriza a la Tadeo y así identificar las fortalezas y oportunidades que ha traído consigo este proceso de presencialidad con apoyos tecnológicos.

En términos generales, el sondeo virtual, en el que participaron profesores de 899 asignaturas, de las 1553 que se ofertaron durante el primer semestre del 2020 (equivalente al 59%), demostró que la experiencia fue exitosa y se convirtió en una gran oportunidad para establecer otros canales de interacción con el estudiante.

“Quiero reconocer que la Universidad, a través de su Vicerrectoría Académica, se preocupó por darnos una serie de herramientas, para que pudiéramos seguir con calidad en nuestras labores y el cumplimiento de los objetivos de aprendizaje. Siempre me sentí apoyado por la Universidad”, destaca Carlos Ricardo Dávila, profesor de la Escuela de Administración, Contaduría y Mercadeo de Utadeo, quien impartió durante este semestre las asignaturas correspondientes a Direccion Organizacional y Mercadeo Básico. 

Dávila señala también que fue una experiencia enriquecedora, pues le permitió a él y a sus colegas ser autodidactas, buscar herramientas para enseñar pero también para formarse, y ante todo, generar procesos colaborativos entre colegas, en espacios como el Grupo de Apoyo Pedagogico del que él hizo parte y que le permitió compartir información y buenas prácticas.

Lo anterior se ve reflejado en los altos niveles de satisfacción que expresaron los profesores en la encuesta. Así, frente a los apoyos virtuales, el 93% de los encuestados indicaron que se sintieron "muy satisfechos" y "satisfechos" con las clases implementadas, mientras que el 90% de los profesores que respondieron dijeron estar "satisfechos" con el acompañamiento recibido por parte de la Universidad.

Carlos Dávila, profesor de la Escuela de Administración, Contaduría y Mercadeo 

Estas cifras concuerdan con la percepción que tiene Alis Pataquiva, profesora del Departamento de Ingeniería de Utadeo, quien asegura que, a pesar de que algunos días en la virtualidad son complejos, especialmente porque debe alternar su rol de educadora con el de madre, ha desarrollado una serie de herramientas para que sus estudiantes puedan resolver de manera más facil los ejercicios propuestos. El alto nivel de comprensión de los temas se ha evidenciado en los resultados obtenidos por sus estudiantes en los examenes finales de la asignatura: “Estoy muy emocionada porque es lo que siempre quería hacer. Avata ha sido mi mano derecha y la Universidad pudo darme las herramientas de trabajo para poder desarrollar mis actividades”.

Precisamente, las cifras arrojadas por la encuesta demuestran que profesores y estudiantes han logrado adaptarse y volverse flexibles a las condiciones que nos impusieron las medidas de confinamiento. Ello se puede ver en un factor clave como lo son las asistencias. El 96,3% de los encuestados señaló que entre el 75 al 100% de sus estudiantes asistió a las sesiones virtuales programadas y el 67% manifestó que sus aulas se virtualizaron en su totalidad, mientras que un 30,6% indicó que sus aulas se encuentran parcialmente virtualizadas.

“Sentí una gran responsabilidad con cada uno de los estudiantes, pensando en ellos y en su entorno y en las diferentes situaciones que pudieran estar viviendo; por lo tanto el diseño de las clases debía responder al grupo en general pero también de forma particular”, precisa Aída Gómez, profesora de la Escuela de Diseño, Fotografía y Realización Audiovisual. Para ella, el mayor reto estuvo en cambiar las dinámicas de las clases, pues no se trataba de llevar lo que se veía en el aula presencial a las pantallas.

Alis Pataquiva, profesora del Departamento de Ingeniería

Uno de los aspectos que más llama la atención es que Avata se convirtió en un escenario neurálgico para optimizar la experiencia. Actualmente, el 88% de las videoconferencias o presentaciones virtuales que los profesores han desarrollado, han quedado grabadas y están disponibles en línea para su consulta, en su mayoría alojadas en nuestro Ambiente Virtual de Aprendizaje Tadeista, y en plataformas como Google Drive y Youtube.

Pataquiva ha sido una de las docentes que más provecho les ha sacado a estos escenarios tecnológicos de interacción. Un caso de éxito ocurrió en la asignatura de Mecánica de Fluidos y Sólidos. Por primera vez desde que imparte clases, la tadeísta transmitió una sesión en vivo a través de Instagram, un aprendizaje significativo no solo para sus estudiantes, sino también para egresados y público externo que se conectó desde diferentes lugares del país e incluso de Brasil.

Un caso similar lo expone el profesor Felipe Beltrán, del Departamento de Humanidades, quien involucró múltiples canales de comunicación para enganchar al estudiante con las clases; incluso, señala que empleó listas de reproducción de video y de Spotify para que sus estudiantes asimilaran el tema de la música popular colombiana en Humanidades I.

Para él, la clave está en la organización y en ser flexibles con las formas de interacción que se tienen con los estudiantes: “Este fue un desafío para todos a la vez. La ventaja es que todos tuvimos que empezar de cero, y eso hizo que existiera mucha solidaridad y comprensión por parte de los estudiantes, y flexibilización por parte de los profesores”. Una muestra de ello, según relata Beltrán, fue que, para el desarrollo de sus temas, involucró videos explicativos previos a la clase como un material de consulta, de tal forma que en la sesión sincrónica se generaran espacios de debate y de preguntas.

Felipe Beltrán, profesor del Departamento de Humanidades

Y es que como lo pone de relieve la encuesta, los profesores aplicaron en su mayoría metodologías teórico-presenciales (72,9%) e implementaron modalidades principalmente sincrónicas (en vivo) (73,1%), a través de herramientas como Google Meet o Zoom (96%), con apoyos asincrónicos (en diferido), entre ellos presentaciones y pdf (67%), y actividades en el aula virtual en Avata, como lo son foros, podcast y videos.

La experiencia me hizo mejor profesor, pues me demostré a mí mismo que no solamente dependía de una clase presencial, sino que puedo tener habilidades para dictar de manera virtual, pues muchos no habíamos explorado esa faceta”, señala Dávila, al destacar que la virtualidad le permitió adoptar estrategias para el manejo del tiempo autónomo del estudiante y para atraer la atención de estos durante las sesiones, a través de la mejora en las ayudas visuales, el uso de material multimedia y el fortalecimiento de la voz y la entonación a la hora de proyectar su discurso.

Por su parte, Beltrán añade que lo más importante es que los estudiantes tuvieran claro cuál era el progreso de su proceso de aprendizaje, de tal manera que contaran con cronogramas de las actividades que desarrollaban y las temáticas que trataban en cada sesión: “Hay que estar dispuesto a probar la mayor cantidad de herramientas para ver cuáles funcionan más, de acuerdo a las actividades y al curso, de tal modo que los estudiantes tengan muchos modos de permanecer en contacto con la clase”, expresa el tadeísta. 

Otro de los escenarios que se fortaleció fue el de las tutorias. El 95% de los profesores encuestados dijo haber desarrollado este tipo de encuentros con sus estudiantes. Por ejemplo, la profesora Pataquiva comenta que, a través de Google Meet, creó unos espacios virtuales de asesoría, a través de los cuales los estudiantes podían ingresar, tal cual como lo hacían cuando llegaban a su oficina.

Por su parte, en el ámbito de la evaluación, el 98% de los profesores que respondieron la encuesta establecieron algún mecanismo de esta naturaleza, entre ellos entregas de portafolios, diseño de infografías, ensayos, controles de lecturas y quices. Ese mismo porcentaje de encuestados señaló que realizaron retroalimentación a los trabajos recibidos. “He podido evidenciar que los estudiantes entregan sus trabajos con la misma calidad y rigurosidad, pero además pudieron trabajar de manera colaborativa. Por mi parte, logré adaptar a esta nueva normalidad las evaluaciones que ya tenía para mis cursos”, precisa Pataquiva.

Un caso exitoso en este aspecto es que, por primera vez en su historia, se desarrolló de manera virtual la Feria de Proyectos de Ingeniería, en la que se presentaron noventa proyectos de aula en salas simultáneas, distribuidos en cuatro categorías, y con dos jurados por proyecto. Al finalizar la jornada, 15 grupos fueron los ganadores.

 

La virtualidad, un laboratorio en el que profesores y estudiantes aprenden por igual 

Como parte de las acciones que dispusieron la Rectoría y la Vicerrectoría Académica de Utadeo para fortalecer las prácticas pedagógicas, estuvo el Plan Padrino, un programa en el que los profesores de planta acogieron a profesores de cátedra en el desarrollo de sus clases con apoyos virtuales. Al finalizar, la encuesta demostró que el 55% de los profesores de planta participó en el ejercicio, mientras que el 48% de los docentes de cátedra estuvieron involucrados.

En materia de percepción, el 43% de los encuestados consideraron que los espacios virtuales promueven la autonomía en el proceso de enseñanza-aprendizaje, mientras que el 43% dice que les ha permitido apropiarse de las nuevas herramientas tecnológicas.

“La Universidad tiene una serie de herramientas didácticas y tutoriales sobre los recursos tecnológicos disponibles en Avata. Tenemos grupos de apoyo, de profesores que están dispuestos a ayudar a sus compañeros. Hay uno de índole tecnológico, que es para resolver dudas sobre el uso de ciertas aplicaciones o plataformas, y hay otro que es de apoyo pedagogico, centrado en cómo resolver ciertos obstáculos aplicando algunas estrategias que otros profesores pueden recomendar para implementar en clases”, destaca Beltrán, quien hace un llamado a sus colegas para participar de forma más activa en estos canales.

Aída Gómez, profesora de la Escuela de Diseño, Fotografía y Realización Audiovisual

Por supuesto, al mejor estilo de un laboratorio, son muchos los aprendizajes y retos que se vienen. Algunos de ellos, según detectaron los profesores, son: mejorar la conectividad para el desarrollo de los apoyos virtuales (30%) y fortalecer la interacción con los estudiantes (29%).

“Puedo decir que la relación con el estudiante fue más cercana, más personal. En algunos casos los estudiantes se sintieron más confiados en su proceso de aprendizaje porque la dinámica virtual les permitió acceder de forma inmediata al profesor; no se vieron en la necesidad de buscarlo en una oficina o en un salón, con un simple mensaje electrónico su profesor estaba ahí, de forma inmediata y sin interrupciones. Adicionalmente no hubo límites de tiempo y espacio”, destaca Gómez.

Ante ello, los educadores son conscientes de que deben seguir formándose y fortaleciendo sus competencias pedagógicas. Es por eso que el 57% de los encuestados aseguraron que quieren recibir formación en estrategias pedagógicas y didácticas de docencia virtual.

 

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Redacción: Emanuel Enciso Camacho

Fotografías: Alejandra Zapata - Archivo Oficina de Comunicación y Aída Gómez 

Diseño Web: John Beltrán

 

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