El aprendizaje activo: la vía para formar estudiantes autónomos
¿Sabía usted que la capacidad de autodeterminación se encuentra innata en cada uno de nosotros, en la medida que cada uno nace curioso como una condición para la supervivencia? Sobre esta temática versó la segunda sesión de la Semana de la Innovación Pedagógica, en la charla que se tituló “Motivación y aprendizaje activo”.
Es común oír en los estudiantes que su única motivación en una asignatura es obtener una nota lo suficientemente alta para no afectar su promedio. Sin embargo, para Levesque, “si no disfrutamos lo que estamos haciendo no vamos a disfrutar los beneficios de esa experiencia”.
En este espacio, la especialista de la Universidad de Purdue invitó a los docentes a formar estudiantes que se autorregulen, al tiempo que insistió que se deben generar entornos basados en el desarrollo de tres necesidades psicológicas innatas: la competencia, la autonomía y las relaciones. La primera de ellas hace referencia a las capacidades que todo profesional debe tener a la hora de resolver sus problemas cotidianos. El segundo punto tiene que ver con la posibilidad de dar opciones y empoderar a los estudiantes dentro de unas estructuras de aprendizaje brindadas por el profesor, y por último, se necesita generar conexiones entre cada uno de los actores en el aula, y de esta manera, propender por la colaboración.
En ese sentido, para lograr la autodeterminación en el estudiante, es necesario que el profesor responda qué desea que el estudiante conozca, no en términos de un tema escogido, sino más bien del cumplimiento de los objetivos pedagógicos. Para ello, se requiere que el docente coordine una serie de recursos suplementarios, como lecturas, ejercicios de pensamiento y socialización, ya sea a través de una clase híbrida o invertida, o bien, en línea.
En cuanto a la evaluación, Levesque sugiere que en la autodeterminación los estudiantes están a cargo de sí mismos, mientras que el profesor debe generar el mejor entorno posible de aprendizaje. Así pues, la motivación compete a cada estudiante, pero el docente tiene que crear una rúbrica o forma de evaluar que evidencie ese aprendizaje. Como lo sugirió la directora del Centro de Excelencia Instruccional de la Universidad de Purdue, la evaluación no debe ser solo unidireccional, sino que el docente debe generar encuestas a los estudiantes para saber hasta qué punto el aprendizaje estuvo centrado en el estudiante y no en el profesor.
Posterior a este encuentro, se llevó a cabo un taller sobre el rediseño de asignaturas, donde cada docente debía crear un corpus de actividades y definir si estas estaban centradas en el estudiante o los profesores. En este espacio, los docentes compartieron sus experiencias, al igual que revisaron qué tipo de actividades eran primordiales para sus objetivos de aprendizaje y cuáles eran secundarias, con el fin de manejar grupos grandes y ser más eficientes con el tiempo.
