Jaime Valencia: un tadeísta entre la publicidad y la música
Las generaciones pasadas aún recuerdan jingles como “Con mis Gudiz soy feliz”, “La casita roja” de Davivienda o la melodía oficial de Caracol Radio. Asimismo canciones como "Estaciones en el sol", "Déjame", "Para qué?" y "Décimo grado" se encuentran en la memoria de los que hoy son padres y abuelos. Todas estas magníficas obras musicales y publicitarias tienen un mismo protagonista, se trata del tadeísta Jaime Valencia, un prolífico compositor nacido en Herveo (Tolima), quien se convirtió en un referente para publicistas y músicos colombianos, al igual que sus canciones inmortalizaron el rock and roll, el twist y la balada en nuestro país, gracias al dúo que conformó con su hermana Ana Valencia (Ana y Jaime).
Pero además de una exitosa carrera artística, también recuerda su paso por Utadeo de la cual se graduó en 1984 de Publicidad, carrera que le serviría como puente entre su rol de cantante y compositor de piezas comerciales. Sin embargo, fue un proceso accidental. Como lo comenta Valencia “yo estudié publicidad porque primero yo quería ser cantante y músico, pero mi papá y mi mamá no creían en eso. Yo veía que esta carrera era muy acorde con lo que yo hacía, pues antes de ingresar a publicidad ya hacía jingles”.
El buen humor y la sonrisa honesta caracterizan al mayor de los hermanos Valencia, quien hoy día añora esos tiempos en las aulas de una Universidad que ha crecido exponencialmente: “hoy la Universidad físicamente no es la misma que yo conocí. En ese entonces sólo existía el edificio principal y el actual módulo quince, el cual en ese entonces era la Oficina de Bienestar. Había parqueaderos alrededor. Uno jugaba en mesas de ping pong” sostiene Jaime.
En cuanto a su facultad, para ese entonces, el decano era Luis Eduardo Nates. Como lo evoca Valencia, sus profesores también eran compañeros en las agencias de publicidad, razón por la cual eran muy “cachas” con él, a tal punto que muchos de ellos lo ayudaban a repetir los exámenes o le dejaban presentar el trabajo después, dados sus compromisos artísticos. Pero como en todo proceso formativo, también recuerda al profesor “coco” y ese era su profesor de Sociología, quien vivía atemorizando a los estudiantes, especialmente en el examen final de la asignatura.
Aunque ese semestre lo perdió, dadas las constantes giras internacionales junto a su hermana, para él dicha asignatura fue toda una experiencia inolvidable y transformadora en su vida: “para mí lo más importante fue la clase de Sociología, porque a través de ella aprendí a valorar las canciones que hacía. En un momento dado, yo cantaba las canciones por cantarlas, y cuando empiezo a recibir las clases comienzo a comprender mis canciones y a aplicar todo lo que el profesor decía”, comenta el cantautor.
Valencia, quien desde 1969 ha compuesto los jingles de mayor recordación en la historia de la publicidad colombiana, menciona que su profesión le enseñó grandes cosas que lo hicieron evolucionar. Sin embargo, ve con gran tristeza que la publicidad ya no evidencia las mismas narrativas elaboradas de ese entonces. Al respecto, Valencia recuerda que “la publicidad era tan maravillosa en ese entonces, pues los comerciales eran mini películas de treinta o veinte segundos y había unos premios para esos comerciales, y la gente le ponía tanto empeño a eso porque era importante ganar una estatuilla al mejor comercial o mejor jingle. En ese sentido había mística”.
Quizá una de las canciones más recordadas de la década de los noventa es “Décimo grado”: “En medio del afán de la mañana llegarán, algunas caras largas, otras de conformidad. Algunas prestan atención, otras piden explicación; otras viven tomando el pelo y sólo esperan la hora de salida…”. La obra musical nació como un pedido de Bernardo Toro, quien en ese entonces era director de Cenpro Televisión. La productora se encontraba realizando una serie juvenil llamada “Quinto A”. Fue entonces cuando se le encomendó a Valencia la musicalización del programa, mientras que Iván Benavides se encargó de la letra de la canción. Sin embargo, el Ministerio de Educación cambiaría la denominación de este nivel de formación, pasando a llamarse Décimo Grado, nombre que al final tendría la serie escrita por Juan Camilo Jaramillo.
La publicidad es inspiración, trabajo y talento
Aunque Valencia pasa la mayor parte de su tiempo dedicado a las labores del hogar y a tocar piano y guitarra en su residencia, ubicada en Weston (Florida), siempre hay lugar para el pensamiento creativo: “me parece llamativo estar todo el tiempo activo, usando la cabeza, pensando cómo innovar, cómo ser diferente. Hace como diez años estuve aquí participando en unos eventos del programa de Publicidad de unos muchachos que eran hijos de mis compañeros del colegio. Tuve la oportunidad de visitarlos, compartir mis jingles y mi historia publicitaria. Tengo buenos amigos de la Universidad. Yo recuerdo mucho a la Tadeo, la quiero y la añoro. Yo me siento muy de aquí”.
Y es que no es para menos, pues Valencia se considera un tadeísta hasta los huesos. Su profesionalismo lo ha hecho una autoridad en el medio publicitario, gremio al que el envía un consejo: “la publicidad es tan importante, que es precisamente eso lo que han olvidado los publicistas de hoy. Las malas maneras en las palabras, los mensajes que utilizan en los comerciales de televisión y radio, denotan la falta de educación y la moral, en cuanto a las bonitas maneras de decir las cosas. Ya no se tiene en cuenta a las personas, la familia ni la sociedad. Se quedan en el todo importa y no en lo que beneficia a la sociedad”.
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