Proyecto de investigación creación tadeísta fue uno de los veinte ganadores del grant de la Universidad de Carleton

Proyecto de investigación creación tadeísta fue uno de los veinte ganadores del grant de la Universidad de Carleton

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Proyecto de investigación creación tadeísta fue uno de los veinte ganadores del grant de la Universidad de Carleton
Miércoles, Octubre 7, 2020
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El proyecto, denominado "Diseño de territorios de autonomía femenina en Belén, Bogotá”, une los esfuerzos de varios actores, entre ellos profesores y estudiantes tadeístas, fundaciones como Proyectar Sin Fronteras y espacios culturales como Casa B, en torno a la puesta en marcha de estrategias participativas que lleven al empoderamiento y visibilización de las mujeres de dicho barrio, teniendo como punto articulador la construcción de una cocina comunitaria.
Fotografías: Adriana Botero

Como una “suma de gratas coincidencias” califica Adriana Botero, profesora del Área Académica de Diseño de Producto de Utadeo e investigadora principal del proyecto “Diseño de territorios de autonomía femenina en Belén, Bogotá”, el hecho de unir las voluntades de diferentes actores, entre ellos profesores y estudiantes de nuestra Universidad, fundaciones como Proyectar Sin Fronteras y espacios culturales como Casa B, en torno a ligar las narrativas del diseño con los procesos sociales, a partir de la puesta en marcha de estrategias participativas y colaborativas que lleven al empoderamiento y visibilización de un grupo de mujeres y vecinos del barrio Belén, ubicado en el centro de la capital.  

Desde diciembre del año pasado, en un trabajo construido a varias manos, y luego de que nuestra Universidad ya trabajara desde hace cuatro años en este barrio, especialmente con Casa B, el equipo liderado por Botero se presentó al grant de la Universidad de Carleton, en Canadá, (Gendered Design in STEAM), que buscaba reunir apuestas de investigación creación en todo el mundo en torno al diseño basado en género, haciendo uso de ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas. 

Tras un largo proceso, que se prolongó por la pandemia, en septiembre de este año, la universidad canadiense dio a conocer los veinte proyectos seleccionados, con la entrega de una subvención para cada uno de ellos de $35.000 dólares canadienses (equivalentes a más de 101 millones de pesos colombianos), entre los que se encuentra el presentado por nuestra Universidad, el cual fue el único representante por nuestro país.  

Así, a partir de propuestas que van desde la implementación de metodologías IAP (Investigación – Acción - Participación), el proyecto está pensado en cuatro grandes ejes: el primero, tiene que ver con la construcción de una cocina comunitaria y la ampliación de una huerta comunitaria que ya se viene trabajando desde el 2013 en Casa B,  con la conformación de una cinehuerta, y que, posteriormente, se retomó con el Transurban Lab, proyecto que se desarrolló en el marco del Año Colombia – Francia (2017), con el apoyo de nuestra Universidad, la Fundación Proyectar Sin Fronteras y Casa B. (Lea más sobre este proyecto en Expeditio).

En ese primer momento es clave el ejercicio que se desarrollará con el “Circulo de Mujeres Aisha”, uno de los motores de esta iniciativa. El circulo nació hace un poco más de año y medio en Casa B, y, de acuerdo con Nohelia Casas, una de sus gestoras y quien ha acompañado la postulación del proyecto al grant, tiene como fin el empoderamiento del espíritu femenino; este inicialmente se concibió como un espacio de charla y autoescucha y hoy brinda herramientas a las mujeres del barrio para generar procesos de emprendimiento, desde la potencialización de sus talentos, trabajo con la comunidad y la dignificación del rol de la mujer en medio de una sociedad patriarcal.

Para poder llegar a la construcción de dicha cocina y entender el papel que los alimentos pueden generar no solo como actividad comercial y de emprendimiento sino también de cohesión social, se desarrollarán tres fases, según lo explica Fernando Peñuela, de Proyectar Sin Fronteras. Inicialmente se hará un análisis de la actividad y del proyecto arquitectónico, en co-creación con las mujeres y las personas encargadas de la huerta, así como de los requerimientos técnicos y legales para el procesamiento y transformación de los alimentos. Luego se pasará a la generación de una propuesta de modelo de negocios en torno a la cocina, así como de los requerimientos en diseño. Posteriormente, en un segundo momento, se elaborarán las maquetas del espacio, las cuales serán llevadas a Casa B para poder hacer un diseño colaborativo del lugar, así como de la adaptación de la huerta y las composteras. Ello dará paso a la construcción del proyecto arquitectónico que será presentado al Instituto de Patrimonio Cultural para su aprobación, y tras este aval, se espera poder comenzar a edificar la cocina, iniciando el próximo año.

“El proyecto tiene una gran capacidad de generar conocimiento nuevo y de hacerlo desde otras formas. Siento que la academia está construyendo puentes hacia otros saberes, y eso es esperanzador”, sostiene Darío Sendoya, uno de los fundadores de Casa B y encargado de desarrollar procesos de acompañamiento y articulación al interior de este proyecto. Sendoya considera que este escenario, puntualmente, permitirá generar dispositivos de transformación social alrededor de la cocina, al tiempo que posibilitará incorporar varias voces del territorio, entre ellas la de los jóvenes, mujeres, abuelas y sabedores de lo social y lo culinario.

En ello coincide Peñuela, quien recuerda que la integración del circuito de la comida entre la huerta y la cocina será de gran ayuda no solo a la hora de fortalecer la soberanía y autosostenibilidad alimentaria por parte de la comunidad, sino también dar respuesta a problemáticas de vulneración socioeconómica por parte de las mujeres del barrio, al tiempo que el proyecto tiene el potencial de reestablecer los modos de relacionamiento del individuo con el alimento, desde lo socio cultural, cuestión que podría ser ampliamente aprovechado para resolver problemáticas de gran impacto global como el calentamiento.

El segundo eje se enfoca en el ámbito de la comunicación barrial, que consistirá en la consolidación del colectivo “El Periférico”, un medio integrado por doce jóvenes del barrio, a través del cual se buscarán propiciar diálogos en torno a lo femenino, su situación y sus autonomías en el territorio, desde el uso del ecosistema digital. Actualmente, este grupo trabaja en un boletín mensual que aspiran, con el proyecto, convertir en un espacio que pueda darse quincenalmente.

Un tercer eje tiene que ver con la sistematización de la experiencia, pues como lo enfatiza Botero, diferente a las lógicas tradicionales de producción de conocimiento, aquí se busca no imponer marcos de interpretación sino mirar las experiencias y las prácticas que se dan con las mujeres en el barrio, los procesos de creación de la cocina y las dinámicas de comunicación, con el fin de crear nuevas epistemologías que conduzcan a interpretar las realidades de estas comunidades, pues como también lo apunta: “los investigadores debemos reconocer que nosotros somos los primeros sujetos de transformación”.

Un último componente tiene que ver con la formación. Allí, en una articulación con la Ruta de Contexto del programa de Diseño Industrial, los estudiantes tendrán la posibilidad de ir al campo, en el barrio Belén, y así asumir el diseño desde una perspectiva de género, articulando estas experiencias con algunos proyectos que desarrollan los tadeístas, principalmente en la construcción de escenarios urbanos desde una visión de mujer. También, desde el Semillero de Investigación Creación “Políticas del Sancocho”, espacio nombrado así en honor a las dinámicas de socialización que se dan en el barrio en torno a esta comida típica, treinta estudiantes de Utadeo y de otras universidades trabajan en apuestas que promueven el fortalecimiento del tejido social en la zona, al tiempo que implementan otros esquemas narrativos, entre ellos la transmedia, para la apropiación social del conocimiento en dichas comunidades.

Este proyecto, en lo personal, le da sentido a mi labor como docente e investigadora, porque es la academia en la que creo, esa que no tiene sus muros en la Universidad, sino que vive en lugares diferentes”, comenta con emoción Botero, quien agrega que el impacto no solo será percibido por las comunidades sino también por los estudiantes, en la medida que “untarse de barrio” transforma la forma de ver el mundo.

Las expectativas son amplias, y por eso nuestros investigadores reconocen que el trabajo es arduo, razón por la cual, desde antes de conocerse el resultado por parte de la Universidad de Carleton, ya estaban trabajando en campo y compartiendo con las comunidades en espacio como el “sancocho comunal”.

El proyecto deberá concluirse en noviembre del próximo año, y además de la construcción de la cocina, se contempla el desarrollo de un artículo científico en el que se condense la sistematización de la experiencia, y un documental. Pero, más allá de todo eso, dice Botero, se espera promover las autonomías de las mujeres y formar procesos de participación política de estas en el territorio, en el que se reconozca su lugar específico y la capacidad que tienen para transformar realidades.

Hay un interés cada vez más latente por acercar la academia al mundo de lo real. Se trata de llenar de país y de comunidad a la Universidad y romper esas fronteras que se han creado entre la academia y la vida comunitaria. La investigación no solo genera conocimiento, sino que es un ejercicio de transformación de realidades concretas”, estima la tadeísta.  

Además de Botero y los integrantes de Casa B, el Circulo de Mujeres Aisha, el Boletín El Periférico y Proyectar Sin Fronteras, el equipo de trabajo se encuentra conformado por los profesores del Área Académica de Diseño de Producto de Utadeo: Pablo Calderón, Santiago Forero, Cira Inés Mora, Alfredo Gutiérrez, Jully Andrea Herrera, Cristian Sabogal, la profesora del Área Académica de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales,  Angélica Bernal, así como por la consultora externa Sharon Figueroa.

De igual manera, el intercambio de conocimientos será en doble vía, pues durante el tiempo de ejecución de la subvención, los investigadores también recibirán capacitación y asesoría técnica por parte de la universidad canadiense, en torno a diseño con enfoque de género. 

Conoce aquí el listado completo de proyectos ganadores del grant

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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