El reconocimiento científico

Opinión
El reconocimiento científico
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Jueves, Mayo 15, 2014
Por: Adriana Lozano.

"Nunca pensé que podríamos lograrlo tan rápidamente” Frederick Sanger.

En la mayoría de las actividades humanas, en algún momento del camino escogido, es fundamental sentir la aceptación y el reconocimiento a la labor realizada, por eso se crearon los premios, para enaltecer al mejor, y el campo de las ciencias exactas y naturales  no se escapa a esta tendencia. En varias instituciones científicas, públicas o privadas, universidades y fundaciones, entre otros, se otorgan incentivos al trabajo científico que empuja el desarrollo de la humanidad en todos los aspectos. Recientemente (abril 2014) en Colombia se firmó un convenio con Gran Bretaña para lanzar el premio “Premio de ciencia entre Reino Unido y Colombia”, para la investigación científica innovadora y económicamente viable y también tenemos el premio Henry Von Prahl (2013) para la investigación en la conservación del mar. Tradicionalmente Colombia cuenta con el  Premio Nacional de Ciencia Alejandro Ángel Escobar (desde 1955), el Premio Nacional al Mérito Científico (desde 1990) otorgado por la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia y el premio Nacional al Inventor Colombiano (desde 1983) entre otros.

A nivel internacional hay una gran cantidad de galardones pero ahora solo resaltaré el programa  nacional de becas L’Oréal Colombia (2009) y el programa L’Oréal-Unesco para la mujer en ciencias (desde 1998) debido a que seis mujeres tadeístas han obtenido este premio, y por su puesto el premio Nobel (desde 1901) que es la mayor recompensa que los investigadores de punta aspiran a obtener.

Pero esta reflexión sobre premios, medallas y becas no va dirigida a dar una breve revisión sobre los posibles estímulos a los cuales podrían aspirar los científicos, si no a resaltar una elección de vida como es obsesionarse con una temática o metodología en el campo de la ciencia, conservar el tesón y la fascinación por  estudiar, observar y diseñar experimentos en el problema en cuestión, y si tiene suerte con el paso de los años, lograr comprender en su totalidad (eso es lo que uno cree) el objeto de su obstinación; luego por añadidura, tal vez, la comunidad científica también logre comprender, se deje seducir por el tema de estudio y venga el reconocimiento.

En los premios Nobel de química, que han sido entregados 105 veces y distribuido entre 165 científicos, quiero destacar al bioquímico Inglés Frederick Sanger que murió el 19 de noviembre de 2013 a los 95 años y es el único, hasta ahora, en ganar el premio nobel de química dos veces. El primero galardón fue en 1958 por su trabajo en estructura de proteínas en especial de la insulina y en 1980 (compartido) por su contribución a determinar la secuencia de bases en los ácidos nucleicos; Sanger logró pasar a la historia, estableció la metodología para la secuenciación de proteínas y del ADN, el llamado “método Sanger” se encuentra referenciado en todos los libros de texto en bioquímica y en la mayoría de los artículos sobre secuenciación de ácidos nucleicos, logró secuenciar el primer genoma (bacteriófago Ø-X174) sin ayuda de los computadores y con esto sentó la base para el proyecto del genoma humano y todo lo que de ello se derive. Sanger es considerado el padre de la genómica y en 1993 se inauguró en Inglaterra un instituto de investigación que lleva su nombre, los proyectos de investigación que allí se realizan son en genética humana, animal, celular, de patógenos y bioinformática. 

“Antes pensábamos que nuestro fututo estaba en las estrellas, ahora sabemos que está en nuestros genes”  James Watson.

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