Los científicos, no obstante, no tenían grandes expectativas cuando llevaron las muestras al laboratorio, se trataba solo del segundo contenedor de abono orgánico en el que hurgaban, y pensaban que las enzimas que comen PET eran raras y difíciles de encontrar. Sin embargo, en una de las muestras lograron identificar una enzima o "hidrolasa de poliéster" que los dejó impactados: la denominada PHL7 desintegró una pieza completa de plástico en menos de un día.
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