Patricia Brennan, la bióloga tadeísta que estudia la evolución de los genitales de los patos
Por muy extraño que parezca los patos tienen pene y vagina. Aunque generalmente los pájaros se aparean de manera muy rápida, pues no tienen órganos genitales, Patricia Brennan, bióloga marina de Utadeo, descubrió dicha particularidad en estos animales, cuando estudiaba a los tinamúes en Costa Rica, unos pájaros grises que son conocidos popularmente como “gallinas de monte”, y aunque inicialmente pasan desapercibidos, existen dos aspectos que llamaron profundamente la atención de la tadeísta: “tienen un sistema en el que el macho es el que cuida los huevos, los incuba y cuida a los pollos cuando nacen (incluso a los que no son suyos), mientras que las hembras son completamente emancipadas. Esto es bastante inusual en las aves, que generalmente tienen un cuidado biparental”, señala la tadeísta. Lo segundo es su particularidad sexual.
Brennan, quien fue entrevistada por El Espectador sobre el tema, sostiene que tan solo el 3 % de las aves tienen este tipo de genitales, razón que la motivó a indagar, como parte de sus estudios de posdoctorado, la razón por la que las aves perdieron evolutivamente estos órganos. Debido a que los tinamúes son esquivos, decidió analizar los patos, recibiendo el respaldo de prestigiosas universidades, entre ellas las de Yale (Estados Unidos) y Sheffield (Inglaterra).
Aunque la investigación está aún en etapa de estudio, Brennan ya ha confirmado que el sistema de copulación de los patos es bastante violento, cuando estos, en grupos de machos, van buscando hembras en estado reproductivo. Sin embargo, también han evolucionado las vaginas de estos animales: "descubrí que, ante estos penes tan extraños de los machos, que parecen como tentáculos en forma de espiral y que algunos asociaban con la propensión a hacer copulaciones forzosas, las hembras también habían evolucionado unas vaginas supremamente complejas”, las cuales llevaban a que el esperma no alcanzara a llegar al órgano reproductivo, lo que considera una “historia súper feminista de la evolución, en la que las hembras pudieron volver a adquirir su autonomía reproductiva”.
