Productores locales de etanol y de aceite de palma no deberían recibir rentas ni subsidios del Estado
Cifras exorbitantes de dinero que van a parar a los productores locales de etanol y aceite de palma y que son asumidas por los consumidores de biodiesel, quienes deben pagar un costo más elevado en el mercado, en comparación con la media internacional, encareciendo los costos que recaen sobre todas las mercancías que se transportan en el país, es el panorama que describe el profesor emérito de Utadeo, Salomón Kalmanovitz, en su más reciente columna de opinión en El Espectador.
Un ejemplo de estas ostentosas rentas ocurre con el etanol, cuyo precio promedio a nivel internacional está alrededor de los $5.024, pero en Colombia, Ecopetrol, uno de los entes encargados de administrar el precio de los combustibles en nuestro país, reconocía $7.569 a los azucareros que la producen. En el caso del aceite de palma, dice Kalmanovitz, el precio externo es de $6.400 por galón, mientras que Ecopetrol reconocía $10.189.
“El tratado de libre comercio con Estados Unidos introdujo presión para que se permitieran las importaciones de su etanol extraído del maíz y eso ha permitido que se compensaran los desniveles entre oferta y demanda. En la nueva situación se estabilizó la mezcla en todo el país al 10 % de etanol en la gasolina, con beneficios evidentes en la reducción de gases tóxicos que produce la combustión sin oxigenación. Uno de los problemas del etanol norteamericano es que recibe un subsidio difícil de calcular”, asegura Kalmanovitz.
Por último, Kalmanovitz asegura que estas dos industrias ya son lo suficientemente maduras, razón por la que no deberían estar recibiendo rentas ni subsidios por parte del Estado: “Para los azucareros colombianos, está muy bien que los subsidiemos a ellos al pagar el etanol en forma exorbitante, pero no les parece justo que el Gobierno norteamericano subsidie a su competencia y beneficie a los consumidores”.
