Realidad e intrarealidad en la obra de Juan Cárdenas

Exposiciones
Realidad e intrarealidad en la obra de Juan Cárdenas
Fecha del evento: 
Jueves, Septiembre 8, 2016 - 08:00
Fecha fin del evento: 
Viernes, Octubre 14, 2016 - 18:00
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Visite la exposición del artista colombiano Juan Cárdenas entre el 8 de septiembre y el 14 de octubre en el Museo de Artes Visuales de Utadeo.
Museo de Artes Visuales
Entrada libre

Álvaro Medina, curador de esta exposición, habla respecto a la vida y obra de este gran artista, cuyo trabajo se podrá apreciar en el Museo de Artes Visuales de Utadeo, a partir del 9 de septiembre. 

"Juan Cárdenas es un pintor orgulloso de ser pintor. En términos de lenguaje, no es mucho lo que hay que decir sobre su pintura porque se acoge, en lo esencial, al naturalismo que forjaron los pintores del Alto Renacimiento o pintura retinal, el término que Marcel Duchamp acuño hace un siglo. Pero, a diferencia de la pintura retinal del montón, que se esfuerza en la terquedad de inventariar la realidad circundante sin darle vuelo alguno, Cárdenas cuestiona esa realidad, es decir, la penetra, trastoca y vuelve ambigua. De lo anterior se concluye que no ha sido nunca un realista extremo, por lo que estamos ante una suerte de ilusionista especializado en barajar algunos de los realismos practicados a lo largo de los siglos. Porque, por supuesto, hay muchas modalidades de realismo. El de Van Eyck no es el de Leonardo y el de Leonardo no es el de Caravaggio, distinto al de Ribera, distinto al de Vermeer y así sucesivamente si comparamos a los artistas ya nombrados con Velásquez, Rubens, Goya, Géricault, Courbet y por último, Antonio López o Richard Estes. Si Van Gogh estudió decenas de cuadros de Millet para pintarlos a su manera, ejercicio de apropiación que posteriormente practicaron Miró, Dalí, Picasso y entre nosotros Botero, Juan Cárdenas ja estado patinando raudo sobre la ola de las diferentes tendencias del realismo, pero sin apegarse a ortodoxias historicistas ni autorías. Al proceder de este modo, coincidiendo con los transvanguardistas italianos sin parecerse en nada a ellos, Cárdenas replica en sus cuadros los realismos, pero con el desenfado y la libertad del que recorta y pega imágenes.

En sus cuadros, el espacio es personaje principal, actor y argumento, así que estamos ante una concepción de la pintura que deriva del teatro sin llegar a ser teatral. El espacio es un personaje, aunque suene extraño, debido a que no está pensado como un escenario pasivo, limitado a albergar lo que sucede en su interior, el tratamiento que permite que el contenedor y el contenido se confundan. El espacio se vuelve actor al ser el elemento que define el carácter de la obra, ya que su presencia y jerarquía resultan ser mayores que las de los personajes que lo habitan. Por último, el espacio se eleva a la categoría de argumento substancial porque en él reside el planteamiento, el nudo y el desenlace de la imagen que vemos, una definición que también se puede aplicar al cubismo. Sólo que el cubismo hunde sus raíces en la abstracción y Cárdenas deriva del naturalismo.

Si lo observamos de cerca, admitiremos que el espacio de sus pinturas dice y enseguida se desdice, afirma y niega, propone y contrapone al mismo tiempo, como si se tratara de un atormentado personaje de Shakespeare, o de Balzac, o de Buñuel. El espacio es y no es. Sugiere y niega. Estas contradicciones sólo son posibles con la pintura retinal, celosa en aquello de pintar lo que el ojo ve. Distinguimos entonces, por un lado, una motivación de orden poético y por el otro, un propósito de orden conceptual, dos consideraciones que reunidas nos explican que Juan Cárdenas sea un pintor acucioso de la técnica, ya que una técnica cercana al preciosismo es la única que le permite materializar los mundos que su imaginación transita, mundos originales, únicos, absolutamente Cardenianos.

André Breton introdujo la noción de suprarrealidad y Cárdenas se ha encargado de pintar y dibujar el de la intrarrealidad, patente en el dibujante que se autorretrata, lápiz en mano, frente a un espejo convexo, de modo que las líneas rectas se arquean y la imagen resultante nos sitúa en otra realidad. Esta pintura nos remite al Autorretrato de El Parmesano (1524) y es reveladora del escrutinio intelectual y crítico al que Cárdenas ha estado sometiendo el espacio circundante, retomando un filón de búsquedas que el Manierismo asumió resuelto y el Barroco interrumpió. Se concluye, si entendemos que el naturalismo es una aproximación que ha procurado representar las cosas en su tridimensionalidad, organicidad y apariencia, que la tendencia tenía caminos por recorrer que la posteridad abandonó.

Agréguese, a esto, que la dimensión intelectual del arte ha ido en aumento desde la aparición del impresionismo y ha evolucionado hasta relegar lo visual a un segundo plano. Por esa vía se llegó al predominio del concepto, tendencia que alcanzó su cumbre con el arte inmaterial, en el que el enunciado de la idea como idea es suficiente por bastarse a sí misma. Aunque ha sido un buen continuador de la tendencia histórica de privilegiar el intelecto, Cárdenas es al mismo tiempo un disidente.

Por ejemplo, pinta parajes (más que paisajes) que son un reto a la inteligencia por girar en torno a los contrastes que ofrecen lo natural y lo artificial: la tierra con su vegetación y sus accidentes naturales versus el muro con su regularidad geométrica, relación que se invierte cuando contrasta la lámina de un cielo azul inalterado y la tapia manchada o desvencijada. Nada más. Nada menos. La claridad de propósitos y la seguridad en el oficio lo han llevado a la simplicidad de disponer, en bandas horizontales bastante extensas, los elementos de contraste que gusta resaltar, facilitando la lectura. Aunque sencillas y apacibles, estas pinturas son, en verdad, bastante laboriosas y complejas en lo que hace a poética, concepto y tema. La figuración eclipsa, en estos casos, los niveles de abstracción contenidos en el cuadro. A su turno la abstracción, aunque secreta, tensa la figuración.

De allí que sus personajes sean ambiguos. Visten y gesticulan como los de carne y hueso, pero son robóticos sin llegar a convertirse en máquinas deshumanizadas. En ciertos casos se achican y el mundo que los rodea resulta desmesurado, una alteración de la escala natural que no los aliena ni perturba. Todo sigue siendo normal, incluso cuando el caricaturista que hay en Cárdenas enfatiza ciertos rasgos faciales y arma una galería de personajes que, aunque aislados entre sí, no llegan al extremo de ser unos solitarios.

No sobra recordar que Cárdenas trabajó en su juventud como un caricaturista de prensa, disciplina que no ha abandonado, aunque se abstenga de publicar en los medios impresos. Sus caricaturas inéditas revelan al dibujante expresionista que crea personajes agobiados tan intensos, convincentes y precisos que a veces se da el lujo de llevarlos al óleo. Esta galería de personajes plantea que los humanos somos una cosa y aparentamos ser otra, doblez moral que el caricaturista pone en evidencia con el recurso de enfatizar la boca y los genitales, burlándose de lo que decimos y ocultamos.

Estudiar al pintor y al caricaturista tiene la ventaja de acercarnos al artista que escudriña (el espacio o el personaje, lo mismo da), reflexiona (en torno a la pintura y la historia de la pintura), concluye (que las reglas de la perspectiva pueden alterarse con imaginación) y concreta obras en las que plasma ideas y no una representación pasiva del mundo cotidiano. Juan Cárdenas es el creador de unas nuevas coordenadas visuales, tarea que ha cumplido ateniéndose a sus impulsos y descubrimientos personales, no a los de remotos y a veces estandarizados maestros".

 

Exposición Juan Cárdenas

Museo de Artes Visuales Utadeo

Entrada Libre: 8 de septiembre - 14 de octubre

Invitados

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

Institución de Educación Superior sujeta a inspección y vigilancia por el Ministerio de Educación Nacional.