La OMC en 1999 expuso que la educación como servicio debe estar regulada por el AGCS[1]. Este señalamiento ha creado gran polémica por los países que advierten sobre el peligro de abrir el sector educativo, por ser este un tema muy sensible para el desarrollo de cualquier país. Las negociaciones en los diferentes países generalmente quedan en manos de expertos en comercio internacional, hecho que ha generado protestas entre estudiantes y profesores que temen a la apertura del sector educativo.
La educación es cuestionable frente a su objetivo, incluso para el ciudadano del común es ante todo un servicio público que garantiza y promueve el crecimiento académico y la destreza de nuevas generaciones promoviendo así la riqueza de las naciones así como contribuye a disminuir la brecha social existente en Países en Desarrollo (PED); La disminución de barreras al comercio y de las barreras de transferencia de servicios dinamizan este mercado convirtiendo en una opción para la inversión extranjera y colocación de capitales, representa también un presupuesto anual mundial de mil millones de dólares, un sector grueso de 50 millones de trabajadores y, por encima de todo, un billón clientes potenciales que son los alumnos y estudiantes.
[1] El AGCS (Acuerdo General sobre Comercio de Servicios) se conoce por sus siglas en ingles GATS (General Agreement on Trade in Services) se constituyó como el primer acuerdo en involucrar un conjunto de servicios derivado de las nuevas temáticas negociadoras de los países miembros, los cuales constituyen hoy dos tercios de las actividades ejercidas por los países considerados industrializados, lo que justifica que el Acuerdo sobre Comercio y Aranceles (GATT), y luego la OMC, le otorgaran una atención especial a este sector,