La primera vez que un Emperador le habló a su pueblo fue en agosto de 1945 cuando Hirohito anunció el fin de la guerra y la aceptación de la derrota. Desde cuando asumió el trono el actual emperador, esta es la segunda vez que se pronuncia de manera directa. La primera fue en marzo de 2011 a raíz del tsunami y del desastre nuclear de Fukushima. Con ambigüedades, como acostumbra ser el lenguaje imperial, aquel mensaje dejó ver entre líneas un llamado para que hubiera más acción frente a la crisis de entonces. La reciente alocución del 8 de agosto —fecha que está entre justo entre el 6 y 9 cuando se conmemoran las catástrofes atómicas de Hiroshima y Nagasaki—, es mucho más directa y toca materias fundamentales. Y por su trascendencia debió ser preparada con esmero. Las informaciones de los medios insinúan que el mensaje debió transmitirse alrededor del pasado 23 de diciembre, día en que del cumpleaños del Emperador, pero que se postergó por falta de tiempo para los preparativos necesarios.
Sobre el Autor:
Se desempeñó como director del Centro de Estudios Asia Pacífico de la Universidad Externado de Colombia, Consultor internacional, inauguró y fue director de la Oficina para Asia de Proexport, Exconsejero comercial de la Embajada de Colombia en Tokio y profesor de la Universidad de los Andes.
