Cinco. La cámara empieza a girar. ¿Cuál será el escenario de la partida? Cuatro. Es un bunker en medio de una montaña de nieve, en donde se asoman témpanos de hielo y el agua congelada baja por las paredes. Tres. Los pedazos de metal se mezclan entre el blanco del paisaje y la visión se dificulta. Dos. ¿Dónde se puede uno esconder sin perder visibilidad? Uno. Frente a frente, con una mano en el teclado y la otra en el ratón del computador, Dexiv y Killervortex, mirada fija en la pantalla, no pestañean, no respiran.
Empieza la partida.
Mario Hurtado es la persona detrás de Killervortex. Es un estudiante de ingeniería de sistemas de la Universidad de los Andes y juega Overwatch desde que el juego salió al público, en el mes de marzo del 2016. Pero para ese entonces ya tenía experiencia con los videojuegos en primera persona, como Counter Strike Global Offensive, Paladins, Team Fortress o Smite.
Aunque cuenta que empezó a jugar hace poco tiempo, después de hacer un trato con sus padres para que le compraran un computador que le permitiera un buen desempeño, hoy en día hace parte de un equipo profesional de gamers llamado Scrub Division, con quienes ha participado en el Gamer Clash del 2016 y el Monterrey Gamers, entre otros.
El pasado 12 de agosto, Mario ganó el torneo de OverwatchPredator que se realizó como parte del Congreso de Desarrolladores de Videojuegos (EGDC por sus siglas en inglés), organizado por la Revista Gamers On y que se llevó a cabo en las instalaciones de Utadeo. El premio fue un monitor Hacer Predator XB1 de 27 pulgadas especializado para videojuegos.
Finalmente, Hurtado da un consejo a los nuevos jugadores y a aquellos que quieren ser profesionales: “los videojuegos son como cualquier deporte, hay que meterle dedicación y disciplina. Si uno le pone eso, los méritos llegan”.
