La Antártida, un depósito de información sobre nuestro planeta

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La Antártida, un depósito de información sobre nuestro planeta
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Viernes, Abril 7, 2017
Investigadores
En la conferencia "Utadeo y la Antártida", Andrés Franco recordó que contrario a lo que se piensa, este continente presenta igual o mayor biodiversidad que el trópico. Reviva aquí el evento.
Fotografías: Laura Vega - Oficina de Comunicación

Una mirada hacia la Antártida como el continente que guarda información de vital importancia acerca de problemáticas como el calentamiento global y los cambios migratorios de las especies, así como un llamado a proteger la biodiversidad que allí habita, fue el mensaje central del director del Departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales de Utadeo, Andrés Franco, quien hizo parte del equipo científico de la tercera Expedición de Colombia a la Antártida, en el marco del conversatorio “Utadeo y la Antártida”, que se llevó a cabo el pasado 6 de abril. Franco recordó que desde 1988 Colombia hace parte del Tratado Antártico, pero solo desde el año pasado inició como miembro consultivo de ese organismo.

En esta oportunidad, en la expedición se desarrollaron 19 proyectos de investigación, doce de las cuales contaron con investigador responsable. En el caso de Franco, realizó muestreos a las comunidades planctónicas del “Continente Blanco”, con el fin de establecer si estos organismos son bioconectores de los sistemas marinos de nuestro país, al tiempo que se analiza si el cambio climático ha modificado la distribución de las especies. El investigador tadeísta recibió el apoyo de AquaBiosfera, el Invemar y la Universidad de Antioquia.

Adicionalmente, Franco destacó que la Antártida contiene información geológica de gran importancia para el planeta, así como fósiles sobre especies que ya se encuentran extintas, al tiempo que este continente es la principal fuente de agua dulce del planeta: “La biodiversidad que vemos en la Antártida es quizá la misma que se presenta en el trópico, pero de manera tridimensional”, añade el experto, quien durante más de 18 años ha estudiado las dinámicas del plancton a lo largo y ancho del continente.

El biólogo marino tadeísta compartió los principales desafíos a la hora de tomar las muestras en las frías aguas de la Antártida. 

 

Posteriormente, el conferencista habló acerca de la metodología de muestreo realizado en la Antártida, donde se compilaron cerca de 100 ejemplares de fitoplancton (vegetales del mar), zooplancton (animales del mar) e ictioplanctón (huevos y larvas): “Fue un trabajo interdisciplinar maravilloso. Todos trabajando en equipo sin importar la institución a la que pertenecían”.

De esta manera, el biólogo marino socializó el trabajo realizado con redes de arrastre, donde posterior a su captura, las muestras eran narcotizadas con cloruro de magnesio y luego se les aplicaba formol para conservarlas y disponerlas para su estudio.

Así mismo se registraron capturas de muestras usando rocetas oceanográficas con CTD, el cual además de realizar mediciones costeras, también mide con precisión conductividad, profundidad, fluorescencia, niveles de cloro y turbidez del agua, tomando muestras del líquido en distintas profundidades a través de las botellas cilíndricas que incorpora en su sistema. Posterior a ello se realiza un proceso denominado “ordeño”, donde se separa el agua de cada botella para identificar los microorganismos, nutrientes y plancton que allí se presentan.

Lo que puede estar pasando en el Atlántico y el Pacífico obedece a los cambios que se dan en la Antártida”, comentó Franco al referirse a las primeras inquietudes generadas durante la Expedición, especialmente la aparición de plagas como las pirosomas que han reemplazado a especies vitales para el ecosistema marino como el krill, principal alimento para las ballenas y un tesoro de vitaminas que se encuentra en el mar, lo cual en últimas podría traducirse en un desequilibrio del ecosistema y pérdidas para el ecoturismo.

A partir de las muestras colectadas, se abrió una convocatoria dirigida a estudiantes de pregrado, maestría y doctorado en Ciencias Marinas de Utadeo, con el fin que sus tesis de análisis giren en torno al estudio de las especies muestreadas.

El conferencista presentó los trajes utilizados durante la Expedición.  

Biodiversidad, adaptación y cambio climático, captados desde la lente de Franco

En la segunda parte de su charla, Franco compartió un completo banco de fotografías que hablan por sí solas de la majestuosidad del “Continente Blanco”, las especies que allí habitan, entre los que se destacan el pingüino Papúa y las focas leopardo; los paisajes exóticos como la Isla Decepción, un volcán en medio de las gélidas aguas antárticas, así como las inclemencias del Paso Drake, que retó a los expedicionarios con ráfagas de viento de hasta 48 nudos, equivalente a 100 kilómetros, y olas de ocho metros que colmaban toda la popa del ARC 20 de julio, buque en el que se realizó esta travesía.

En cuanto a las condiciones propias del verano austral en la Antártida, Franco recordó que las 11 de la noche parecía un atardecer, razón por la cual era necesario contar con un buen “reloj biológico”.

Como parte de los muestreos, también se hicieron dragados en la zona del Estrecho de Gerlache, donde se extrajeron algunos tipos de algas y otros microorganismos, entre ellos estrellas quebradizas y lirios de mar.

En la expedición, las visitas a bases permanentes y temporales de diferentes países fueron un punto clave de la agenda, dado que en estos espacios se compartieron experiencias y metodologías en torno a estudios marítimos en el continente ubicado más allá del fin del mundo. Una base militar española que transmite información meteorológica en directo a Madrid, así como los diferentes tipos de vivienda utilizados por las bases chilenas, ecuatorianas y estadounidenses, se convierten en los principales referentes de cara a la construcción de una estación temporal en verano por parte de nuestro país.

Pero en la Antártida no todo fue trabajo. También hubo tiempo para el entretenimiento, donde los expedicionarios jugaron partidos de tenis de mesa en la Base Palmer de Estados Unidos.

Finalmente, el investigador tadeísta exhibió la indumentaria requerida para realizar los trabajos de exploración y muestreo. El vestuario estaba compuesto por un silbato, una linterna de cabeza, un cuchillo, un casco de barbilla y un termo con agua. Por su parte, el cuerpo es protegido por tres capas. La primera, diseñada para que el sudor salga y no albergue frío, mientras que la segunda consiste en una chaqueta que debe permanecer bien cerrada para que no entre el frío. La última capa es utilizada para el trabajo en cubierta, llamado mustang, el cual posibilita la supervivencia del expedicionario durante cuatro minutos, en caso tal que este caiga al mar. 

 

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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