La calidad de la democracia en la Colombia periférica es muy baja. James Robinson.

La calidad de la democracia en la Colombia periférica es muy baja. James Robinson.

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La calidad de la democracia en la Colombia periférica es muy baja. James Robinson.
Jueves, Julio 2, 2015
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Para James Robinson el desorden y la violencia en Colombia, no son una consecuencia anómala de factores idiosincráticos, la violencia y la rebelión se constituyen mutuamente con el estado.
Oficina de Comunicación Utadeo

En el marco del Foro "Desarrollo social para el Posconflicto" organizado por la Facultad de Ciencias Económicas de Utadeo y Fedesarrollo, la conferencia de James Robinson, Economista e investigador británico, magíster en ciencias económicas y Ph.D. en Economía de la Universidad de Yale, se tituló “El Equilibrio Colombiano”. En su exposición realizó un panorama general de aspectos de la economía del país, con datos que hablan respecto al PIB per cápita de Colombia que en el año 2012 era de USD$ 7.700 que es cerca del 15% del nivel de Estados Unidos. Situación que ha sido persistente, ya que en 1900 el PIB per cápita de Colombia era cerca del 15% del de USA. “Colombia no es muy pobre aún para estándares de América Latina, o de África o del Sudeste Asiático. Es tres veces más próspero que Bolivia, una vez y media más que Guatemala y un poco más que Perú, aunque más pobre que Argentina, Chile o Venezuela. Hoy quiero hablar sobre qué causa esta persistencia del subdesarrollo en Colombia mirando la relación entre el centro del país que es próspero y la periferia, en su mayoría rural. Considero que entender la desigualdad entre las regiones de Colombia es clave para comprender por qué Colombia es pobre, y a su vez desigual y violenta”, manifestó Robinson.

Para James Robinson uno de los grandes problemas es la proporción de hogares pobres respecto al riesgo de corrupción de entidades públicas. Respecto a la distribución del poder, Colombia está dividida entre un centro y una periferia bien definidos, la periferia es geográficamente distinta, más pobre, más violenta, tiene instituciones diferentes con menos presencia estatal, peor sistema judicial, menos competencia política, es racial y étnicamente diferente y mentalmente separada para muchos en el centro.

“La asociación entre las malas instituciones y la pobreza es fácil de establecer. La pregunta difícil es ¿Qué explica estos patrones en las instituciones? ¿Por qué no hay presión para mejorar estas instituciones en la periferia?. Voy a argumentar que este patrón de instituciones y pobreza persiste porque: La calidad de la democracia en la Colombia periférica es tan baja que es muy difícil que los ciudadanos cambien las instituciones; la naturaleza del Estado crea una sociedad muy fragmentada sin la esfera pública necesaria para que se pueda identificar colectivamente cómo cambiar el equilibrio; las élites de la periferia y del centro tienen interés en que este equilibrio se mantenga. En el siglo XIX las élites institucionalizaron (leyes, estrategias políticas y formación de coaliciones) e internalizaron (en sus preferencias, valores y sicología) un modelo del país”, puntualiza Robinson.

Respecto a los mecanismos que hacen que este equilibrio funcione, discutió cuatro de estos, el primero trata respecto a culpar a la periferia, donde las malas instituciones en la periferia le dan al gobierno central la excusa perfecta para monopolizar los recursos; el segundo habla de saquear a la periferia, donde las malas instituciones en la periferia permiten que las elites de la alta y baja sociedad, expropien riquezas; la tercera habla de la naturaleza fragmentada del país como consecuencia de un estado débil que se traduce a que no puede surgir una oposición coherente que ponga a prueba el poder de los Santos, Lleras o López; y finalmente, comprando a la periferia, donde las malas instituciones en la periferia hacen que el precio de oferta de los votos sea más bajo.

Finalmente concluye que “el desorden y la violencia en Colombia, no son una consecuencia anómala de factores idiosincráticos (el odio hereditario de los partidos tradicionales, montañas, el asesinato de Gaitán, las FARC, Pablo Escobar, la coca, los hermanos Castaño...) La violencia y la rebelión se constituyen mutuamente con el estado y lo han sido en los pasado 150 años. Son la forma intrínseca que el estado encaja con la sociedad. Es obvio que de este argumento la paz con las FARC, si se puede alcanzar, no va a solucionar este problema. Las FARC son un síntoma (parte del daño colateral del sistema, como las AUC o Pablo Escobar) mas no la causa. La solución es un proyecto real de construcción de estado, pero las dinámicas de la política del sistema y los mecanismos que describí anteriormente (y muchos otros) mitigan seriamente este esfuerzo.

James Robinson, economista e investigador británico, magíster en ciencias económicas de la Universidad de Warwick y Ph.D. en Economía de la Universidad de Yale. Dentro de sus publicaciones más destacadas se encuentran: “El rol de las élites en el desarrollo de la economía”, “Por qué fracasan las naciones”, “Economía colombiana del Siglo XX” y “Orígenes económicos de la dictadura y la democracia”. Robinson ha sido un destacado conferencista y profesor en las Universidades de Melbourne (Australia), Southern y Berkeley (California). Desde julio de 2009 es profesor de Gobierno en la Universidad de Harvard. Sus intereses académicos principalmente se centran en economía política, políticas comparativas y desarrollo económico y político.

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Comentarios

La transcripción de la ponencia Robinson no aparece equitativa en relación con la que se hace de Ocampo. ¿Lesión al fair play? Lo anterior no obsta para ponderar el alto nivel del foro, particularmente a favor de Leonardo Villar como comentarista final y de Kalmanovitz como moderador. Felicitaciones al Departamento de Economía

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