Maryann José Estrada Fragozo es estudiante del programa de Comunicación social y periodismo y se le midió al reto de contarnos, desde su experiencia, cómo se viven las clases de Salsa en la Casa Republicana y qué significan para ella. Aquí presentamos su texto:
Aquí se baila salsa
¡Oiga, mire, vea! Usted está en Cali para que vea…¡error! No me encuentro en Cali. Es lunes, 11 de la mañana, estoy en la Casa Republicana y el salón 2 es la pista de baile. Los pies harán la salsa con sabor a un cubano, un caleñito, un chacha, un bogaloo, un son cubano, un puertorriqueño, ¡o mejor dicho! Sabor con ‘tumbao’ y al mejor estilo.
La primera vez que vi bailar a mi profesor del Centro de Arte y Cultura, me trasladé a la Feria de Cali. Vi pasar los trajes llenos de lentejuelas, la música a toda revolución, las sonrisas de los bailarines y el público gritando a todo pulmón.
Ya han pasado 2 años y me siento en la sucursal del cielo. Nace una pasión y un sentimiento a las grandes voces de un clásico, de un verano en Nueva York y, lo que ahora suena hasta en cada esquina, un ras tas tas.
Pasan por mi cabeza Héctor Lavoe, Tito Puente, Wayne Gorbea, Pete Rodríguez e incluso Cali Flow Latino. Y aunque, probablemente, en algunos años me olvide de cada paso que hoy aprendí, el swing jamás se ira.
“Una vez que entras a la Casa Republicana te vuelves adicto... Adicto a bailar en las calles, en el autobús, en los salones de clase y en los almacenes. En este lugar, solo les esperan risas y aprendizajes, como si fuera un salón de clases. La única diferencia es que aquí no manda el profesor, aquí manda el sonido de la clave en cada canción”.
Maryann José Estrada Fragozo
Estudiante Comunicación Social y Periodismo
@Maryannestr
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