Sobre el llamado “Principio de precaución”, que invocan los países para limitar la emisión de los gases de invernadero, debería producirse una acción similar en la explotación de hidrocarburos no convencionales con la técnica de fracturación hidráulica, conocida como fracking. Esta es la tesis que presenta el consejero de Utadeo, José Fernando Isaza, en su más reciente columna de opinión en El Espectador, titulada “Precaución”.
El ex rector de la Institución señala que el “Principio de precaución”, sin conocer con certeza el impacto que los gases invernaderos tienen en el calentamiento atmosférico, prevé que tiene incidencia negativa en la humanidad. De análoga manera, en el fracking, aunque no hay suficiente certeza de sus efectos negativos, se tiene evidencia que su uso va en detrimento de los ecosistemas marinos.
“Los efectos nocivos más importantes son: sismicidad inducida y contaminación de los acuíferos. Son múltiples los estudios que muestran el incremento de la actividad sísmica donde se producen petróleo y gas natural con el método de fracturación”, expone Isaza.
El consejero, citando los informes del Servicio Geológico de Estados Unidos, advierte que el número de sismos asociados a las actividades en estos pozos se ha incrementado hasta llegar a 650 en el año 2014. Por su parte, estudios de la Universidad de Stanford revelan que estas actividades provocan terremotos que pueden llegar a los 4,8 en la escala de Richter.
Así mismo, el columnista señala que la contaminación a los acuiforos y el calentamiento producto del escape de gas natural en las exploraciones de fracking, hacen de esta práctica poco plausible para el planeta: “En Colombia, el Ministerio del Medio Ambiente dice que no están listos los lineamientos ambientales para desarrollar la técnica de fractura y que se requiere un estudio de aguas más detallado y un más completo estudio sismológico. El Ministerio de Minas y Energía ya ha adjudicado 12 bloques exploratorios y un contrato de concesión. Se viola el principio de precaución. Colombia es un país altamente sísmico, con fallas geologías y placas tectónicas que lo hacen vulnerable. ¿Se justifica aumentar los riesgos?”, cuestiona Isaza.