Durán señaló que, aunque la televisión continúa siendo el medio de información más consumido por los colombianos, su tratamiento de las desapariciones suele centrarse en lo impactante o en el testimonio desgarrador de las familias. Para él, este enfoque reduce la complejidad del fenómeno y deja a la audiencia en la superficie.
“Es fundamental transformar esas narrativas para que no se queden en la emoción inmediata, sino que ofrezcan comprensión, contexto y memoria. El periodismo debe ayudar a pensar, no solo a sentir”, afirmó durante la entrevista.
El periodista también hizo referencia al papel de las redes sociales, donde la circulación de rumores y versiones no verificadas confunde a la opinión pública y estigmatiza a las víctimas. En este sentido, planteó que la televisión puede y debe consolidarse como un referente confiable de información.
“Los medios tradicionales deben asumir la tarea de contrastar, educar y explicar a la ciudadanía qué es un rumor y qué es un hecho verificado. Solo así podrán fortalecer su credibilidad y contribuir a la verdad”, subrayó.
Durán insistió en que el periodismo no puede limitarse a cubrir el momento inicial de la desaparición. Los medios tienen la obligación ética de dar seguimiento a los casos, mostrar avances en las investigaciones y mantener viva la memoria de las víctimas.
“Un cubrimiento responsable exige acompañar los procesos, no olvidarlos. El periodismo debe ser una forma de presión social para que las instituciones cumplan su deber”, señaló.