Así fue la experiencia de nuestros investigadores en Oxelerator, el acelerador de transferencia tecnológica más importante del país
Una innovación que permitiría el aprovechamiento de la tusa del maíz se gesta en Utadeo. La investigación adelantada por los profesores Andrés Téllez y Juan Manuel España, de la Escuela de Diseño de Producto, abriría un camino que beneficiaría a más de 390.000 familias colombianas que se dedican al cultivo del maíz y que ven a diario como aproximadamente el 50% de la biomasa que se extrae de esta planta se desaprovecha.
Durante el último año, los tadeístas han trabajado en torno al desarrollo de nuevos biomateriales y de aplicaciones en productos de alto valor agregado a partir de la transformación de estos desechos orgánicos del maíz, que podrían ser de gran utilidad a la hora de reemplazar ciertos plásticos, así como para la industria automotriz, empaques y de construcción.
Precisamente, desde hace un año, este proyecto tadeísta fue seleccionado como una de las doce tecnologías finalistas a nivel nacional del Oxelerator 2019, un programa llevado a cabo por Oxentia – consultora de innovación de la Universidad de Oxford-, en conjunto con la Fundación Bolívar Davivienda, el CESA y Connect Bogotá, con el objetivo de promover la transferencia tecnológica de innovaciones que están en la academia para llevarlas a la industria, de cara a su puesta en marcha en el mercado.
Ello les dio derecho a participar en un programa completo de cuarenta semanas, en los que nuestros investigadores recibieron formación en temas de negocios, emprendimiento, transferencia de tecnología, finanzas, mercadeo y presentación ante inversionistas. Adicionalmente, recibieron mentoría de alto nivel que les permitió conectarse con empresas del sector real, con el fin de identificar el impacto que la innovación tendría en el mercado así como clientes potenciales.
De acuerdo con los investigadores, Oxelerator les permitió comprender cómo debe realizarse el proceso de transferencia tecnológica a corto y mediano plazo, así como las herramientas necesarias para que el proyecto sea viable en su inserción al mercado. Por otro lado, afirman, fortaleció sus habilidades comunicativas frente a los sectores interesados en el proyecto y en la manera como hacen esta transferencia del conocimiento a sus estudiantes.
Juan Manuel España y Andrés Téllez
“Uno de los mayores aprendizajes fue entender cómo cultivar la relación con el inversionista de cara a la negociación de un convenio que permita inyectar capital al proyecto. Poder traer esos recursos a la Universidad y tener la capacidad de vincularnos con el sector privado, así como tener oportunidades para el proyecto por fuera de un paper o una patente, es muy gratificante, pues se puede ver el impacto real”, comenta Téllez.
Por otra parte, dialogar con el sector productivo, dice España, les permitió conocer todo el ecosistema productivo que podría aprovechar la innovación, entre ellas ONG dedicadas a la cooperación internacional para el desarrollo regional, empresas productoras y transformadoras de materias primas y fundaciones. “Hemos recibido una retroalimentación muy positiva del proyecto y eso nos ayuda a entender que el proyecto sí responde a las necesidades actuales del mercado”.
Hasta el momento, el proyecto ha contado con el apoyo de aliados estratégicos en el sector de cultivadores de cereales, quienes han contribuido con información y materia prima para el desarrollo del estudio: “Ellos ven este proyecto como una gran oportunidad para los sectores agrícolas a la hora de diversificar las posibilidades de los productores. Oxelerator fue fundamental para que ellos como inversionistas entendieran el potencial del proyecto”, agrega Téllez.
Como anotan los investigadores, uno de los aspectos que más llamó la atención de sus pares fue que esta solución tecnológica se originara en la Facultad de Artes y Diseño. En cuanto al posicionamiento de la Universidad frente a otras instituciones y centros de investigación, Oxelerator abrió el camino a nuevos escenarios de investigación aplicada.
“Estamos mostrando que en Utadeo se están desarrollando investigaciones relevantes e interesantes. Oxelerator nos permitió hacer vínculos y conexiones con investigadores de otras instituciones”, destaca España, quien señaló que la experiencia ayudó a identificar cómo se realizan los procesos de transferencia tecnológica en otras universidades.
Durante la primera semana de febrero se llevó a cabo el cierre de esta edición del Oxelerator con una presentación ante inversionistas. Sin embargo, el desarrollo del proyecto, que ya finalizó su etapa de estudio en laboratorio, continúa, a partir de la indagación de la escalabilidad del proceso de transformación de la tusa, de cara a pensar en el diseño de una planta piloto para hacer pequeñas producciones del material con sus respectivas aplicaciones.
También trabajarán en torno al proceso de protección intelectual de la innovación y nuevas alternativas de creación de materiales e insumos que posibiliten construir productos de origen natural. “Ya hemos desarrollado una cantidad importante de materiales y procesos en laboratorio. Ahora debemos llevarlo al nivel de producción comercial. Los avances nos han permitido entender que no solo se trata de materiales sino también de otras aplicaciones y líneas de negocios, con el ánimo de plantear patentes de nuevos materiales”, finaliza España.