"Ser mamá de Falcao, más que orgullo genera mucha responsabilidad"

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"Ser mamá de Falcao, más que orgullo genera mucha responsabilidad"

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"Ser mamá de Falcao, más que orgullo genera mucha responsabilidad"
Jueves, Junio 12, 2014
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Juana y la Tadeo trabajarán para llevar a la educación superior a los niños de su fundación. Participará, como parte de la celebración de los 60 años de la Tadeo, en dos partidos a los que invitará a sus antiguos compañeros.
Fotografías: Laura Vega-Oficina de Comunicación

Juana Carmenza Zárate es una de las egresadas de la Facultad de Economía de mediados de los años 80; en su paso por la Universidad se destacó como buena estudiante y mejor deportista; destaca que de la Tadeo obtuvo una excelente formación profesional y personal y le dejó una profunda huella de amistad con sus compañeros; a pesar de que su sueño como buena economista es ser Ministra de Hacienda, su camino cambió por las circunstancias de la vida: se convirtió en mamá y decidió dedicarse por un tiempo a sus hijos. Esta es una historia como la de muchas personas, sin embargo, Juana Carmenza es una mamá especial, es la mamá del futbolista más importante de Colombia, es la mamá de Radamel Falcao García.

Juana señala que tal vez el destino de Falcao era inevitable pues estaba marcado por sus padres; hijo del futbolista profesional Radamel García y de Juana Carmenza, que desde niña se dedicó en serio al deporte: “para mí el deporte es un estilo de vida, porque primero que todo aleja a las personas de los vicios, plantea relaciones completamente diferentes y es una forma de llegarles a las personas; por ejemplo en nuestra fundación es una forma de atraer a los niños al deporte; por eso para nosotros, el deporte y el evangelio son las dos disciplinas que marcan la vida y forjan estilos de vida”.

La fundación a la que se refiere Juana, y de la que hace parte activa, se llama -Radamel Falcao por una niñez feliz- “tiene dos ramas, una es la atención a los niños de lugares maginados de Bogotá y de algunas poblaciones de Cundinamarca, además de una sede en Santa Marta y el apoyo que prestamos en Ocaña; el otro brazo de la fundación es la construcción de escenarios deportivos donde los niños tengan acceso al deporte fácilmente, auspiciados por la fundación para alejarlos de los vicios que aquejan a la juventud hoy en día. Esos son los dos pilares de la fundación pero con un soporte fundamental que es la evangelización; a través de ella forjamos principios y valores en los jóvenes, por eso los niños que están en nuestra fundación son evangelizados, les incentivamos el deporte, les prestamos ayuda en cuanto a alimentación y vestuario y todo lo que se necesita para hacerlos gente de bien” señala.

Precisamente, esta fue una de las razones de la visita de Juana a su Universidad, lograr el apoyo de la Tadeo para que los muchachos de su fundación puedan tener acceso a la educación superior a través de un convenio de becas que se está estudiando y permitir que los chicos practiquen deporte en nuestras instalaciones: “en este momento estamos concentrados en el fútbol, pero gracias a diferentes centros educacionales y universitarios, vamos a hacer un programa que se llama “Carrusel Deportivo” en el cual cada uno de los niños pase por las diferentes disciplinas y de ahí se van seleccionando y especializando en cada deporte; lo fundamental de este trabajo es que los niños de escasos recursos, que están expuestos a toda clase de vulnerabilidad tengan un mejor futuro. En la Tadeo hemos hablado con la doctora Cecilia María Vélez para que haya un convenio de becas para que los niños de la fundación tengan acceso, cuando terminen la secundaria, a la educación superior; eso me alegra mucho de mi Universidad, que sea la misma que me ayudó a cimentar los fundamentos en mi vida, la que vaya a acoger a los niños de la fundación” expresa con profunda emoción.

Juana, una deportista de élite

Al recorrer las instalaciones de la Universidad, Juana recordó con nostalgia a sus compañeros, sus actividades y cada uno de los momentos que vivió en ella; al ver los nuevos espacios deportivos rememoró sus hazañas: “Tengo muchos recuerdos de la parte deportiva porque yo hice parte del deporte fuerte de la Universidad; jugué microfútbol, estuve en la selección y representaba a la Facultad de Economía; yo era goleadora –Hijo de tigresa, sale pintado, dice- y jugué muy bien basketball”.

Por eso, para ser parte de la celebración de los 60 años de la Tadeo, aceptó el reto de participar en dos partidos a los que invitará a sus antiguos compañeros de deporte “a mis dos partidos quiero invitar a quienes compartieron conmigo la camiseta de la Universidad; de esa época recuerdo a Jaime Valencia, que era el promotor del deporte, a Federico Mejía, a Bernardo Rubiano, a José Triana; y claro a las niñas, que aunque no eran deportistas como Doris Ríos, Miriam Ovalle, Martha Vélez o Rosario, eran quienes nos animaban desde la barra; también quiero invitar a un gran deportista, Ramiro Alfaro también tadeísta, que me conoce desde la niñez y fue quien me enseñó a jugar fútbol”.

En contraprestación Juana hace un llamado para que la comunidad tadeísta la acompañe en la carrera que hará la fundación dentro de poco para recaudar fondos; el atletismo también es una de sus pasiones “lo practiqué, en eso soy una dura. Yo corro todas las competencias que hay en Bogotá incluyendo la media maratón y tengo un record allí de 2 horas 22 minutos 22 segundos y voy a hacer una carrera con la fundación en la que espero a todos los tadeístas”.

Hijo de tigresa, sale pintado

Tal como su profesión, el deporte definió el nombre del nuevo ídolo colombiano, Radamel Falcao. Juana señala que más que un consenso como en casi todas las familias, fue una imposición producto del nombre del papá, Radamel García (futbolista de Santafé y Unión Magdalena, entre otros) y en honor a Paulo Roberto Falcao, jugador brasilero de la maravillosa selección del mundial de España 82 a quien Radamel admiraba. “El nombre que yo repetía siempre era Santiago, pero no hubo forma de cambiarlo” anota Juana.

“Ser la mamá de Falcao es mucha responsabilidad. Yo no me siento orgullosa de ser su mamá, más bien me siento feliz y halagada de que mi hijo haya podido cumplir sus metas, porque la gente lo ama; pero además me siento muy comprometida con la sociedad porque di un fruto, un hijo que ha representado bien al país; tengo la responsabilidad social de devolver lo que la sociedad le ha dado a mi hijo, el apoyo, el cariño y es a través de la fundación, del trabajo nuestro con la niñez que se recompensa; es una obligación moral que yo tengo con la sociedad”.

Por eso, cuando sobrevino la lesión de Falcao en un partido del Mónaco contra el Chasselay por parte de Soner Ertek, se preocupó por lo que sentiría su hijo a partir de ese momento “yo hablé con él para que afrontara de la mejor manera ese duro momento; le pedí que le escribiera al jugador que lo lesionó un texto para tranquilizarlo, para evitar el rencor en su corazón, para que entendiera que eso lo iba a ayudar en su recuperación”.

La huella de la Tadeo

Su recorrido por la Universidad fue una mezcla de emociones; quedó maravillada por las nuevas instalaciones, los escenarios y por la forma como la Tadeo contribuyó para recuperar el sector; pero sin duda lo que más la emociona es recordar el aporte que hicieron para su vida los años de formación: “Yo tengo un lema, los hijos se forman en el hogar, pero las instituciones por las que pasa uno en la vida lo forman y dejan una huella profunda. La Universidad me marcó porque me abrió el mundo de las oportunidades. La amistad es un vínculo irremplazable que da la Universidad, a mí por ejemplo me marcaron dos cosas, la integración tadeísta y el hecho de encontrar una institución que no lo deja a uno a la deriva, que lo acompaña a uno en ese cambio brusco del colegio a la universidad; es un proceso de crecimiento de la mano de la universidad y para esto la amistad con los compañeros ayudó mucho. Es muy importante el respeto que tiene la Universidad con los alumnos, eso es algo fundamental y que además le genera a uno respeto hacia la institución”.

Su visita, pensada para unos minutos, pero que gracias a la nostalgia se convirtió en un recorrido de casi tres horas y la promesa de regresar, cerró con una afirmación contundente: “La Universidad le da a uno herramientas y uno tiene que aprender en la vida qué hacer con ellas en el diario vivir. Eso es lo que trato de transmitirles a las madres de los niños de nuestra fundación; es como la herencia que podemos dejar”.

“Volver a la Universidad fue un motivo de alegría, no me esperaba tener tantos recuerdos y tanta calidez con la que me han recibido”.

Vea a Juana Carmenza Zárate en su visita a la Tadeo aquí.

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