Busca que en cada comida principal de tu alimentación esté presente una proteína como en los siguientes ejemplos:
Desayuno: Leche de soya o de almendras, granola (mezcla de nueces con avena, semillas de chía y fruta.
Almuerzo: Leguminosa (fríjol) con cereal (arroz), hamburguesa de lenteja, garbanzo horneado.
Cena: Ensalada con quinua, maíz tierno y ajonjolí, sopa de carve con verduras y pasta.
La proteína la necesitas diariamente y, aunque ya terminaste tu etapa de crecimiento, se sigue requiriendo para formar uñas, crecimiento del cabello, reparar y formar los tejidos musculares, óseos, de tendones y cartílagos. Además, algunas proteínas son enzimas que dirigen muchas reacciones bioquímicas en el organismo, otras intervienen en la coagulación sanguínea y mantienen la presión osmótica del plasma sanguíneo.
Como ves, son muchas las funciones donde intervienen las proteínas y por ello es de suma importancia su consumo diario, te recomiendo cambiar los menús para involucrar diferentes nutrientes.
Jacquelin Villalobos F.
Nutricionista Dietista
Bienestar Deportes