La memoria fue protagonista en Festival de Cine por los Derechos Humanos

La memoria fue protagonista en Festival de Cine por los Derechos Humanos

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La memoria fue protagonista en Festival de Cine por los Derechos Humanos
Miércoles, Junio 1, 2016
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Productos audiovisuales que visibilizan problemáticas como la desaparición forzada y las crisis migratorias hicieron parte de la reflexión a través del séptimo arte.
Fotografías: Laura Vega - Oficina de Comunicación

Una fiesta del séptimo arte donde la formación de nuevos guionistas, en Impulso Lab, se fundió con la proyección de más de 25 cortometrajes y documentales en el Aula Máxima y el Hemiciclo, así como en seis paneles de discusión alrededor de la actualidad de los Derechos Humanos a nivel nacional e internacional, fue lo que se vivió del 24 al 28 de mayo en el marco del III Festival de Cine por los Derechos Humanos en Utadeo, organizado por Impulsos Films. La Institución fue un aliado estratégico de este encuentro, por intermedio de los programas en Realización de Audiovisuales y Multimedia y Cine y Televisión.

“Cuerpo 36”: un símbolo de la desaparición forzada en Colombia

En el panel organizado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, se discutió acerca de la pesadilla que miles de familias colombianas viven por cuenta del flagelo de la desaparición forzada, que a la fecha suma más de 162 mil personas registradas en el Registro Único de Víctimas. Sin saber la suerte de sus seres queridos, durante años este crimen cometido por parte de grupos armados ilegales y el Estado ha traído múltiples victimizaciones tanto para quien es objeto de la desaparición como para sus allegados. Sin embargo, el silencio ha favorecido este delito en la medida que no permite llegar a la verdad ni reparar a las víctimas.  

La antropóloga forense Helka Quevedo, el defensor de los Derechos Humanos Pablo Cala, el fotógrafo José Luis Rodríguez y el actor colombiano Nicolás Montero, en calidad de moderador, disertaron sobre este tema sensible para la sociedad en general, en el marco de la exhibición del documental “Cuerpo 36”, producto que retrata la búsqueda incansable de Quevedo a la hora de rescatar del anonimato al cuerpo de un joven de 22 años que durante doce años ha estado perdido entre muchos restos en el Cementerio de Florencia. La historia se ambienta en Puerto Torres (Caquetá), en el año 2002, cuando una comisión de la Fiscalía exhumó 36 cuerpos hallados en las llamadas “Escuelas de la muerte”, lugar en el que los paramilitares torturaban y asesinaban a personas sindicadas de colaborar con la guerrilla. El documental se basa en la investigación Textos corporales de la crueldad: “El cuerpo 36 es reflejo de muchos cuerpos sin identificar en una gran fosa común que se llama Colombia”, sostiene la antropóloga forense.

Según lo comenta Quevedo, solo hasta el 2002 la desaparición forzada se constituyó como un delito independiente del secuestro. Sin embargo, el reto es muy grande para los organismos del Estado que tienen la tarea de investigar el paradero de los desaparecidos, en la medida que su búsqueda se debate en dos grandes grupos: por una parte, quienes en efecto están desaparecidos y por el otro, los cuerpos sin identificar.

Por su parte, para Cala la gran problemática que atraviesa la desaparición forzada es que no hay una atribución de ningún grupo frente al hecho, acrecentando la incertidumbre de las familias sobre el estado de los desaparecidos: “Los familiares son los que han promovido la visibilización de las personas desaparecidas”, sostiene el defensor del Colectivo Orlando Fals Borda.

Según datos presentados por Cala, en septiembre de 1977 se da la primera desaparición forzada por parte del Estado a una militante política. De igual manera, resaltó que en el marco del Proceso de Paz se ha establecido un acuerdo humanitario sobre las personas desaparecidas, donde los actores del conflicto dan a conocer el paradero de estos ciudadanos, al tiempo que se implementan unas políticas de Estado para la identificación oportuna de los cuerpos, dado que hasta la fecha solo se ha realizado este procedimiento a 413 cadáveres.

Cala argumentó que la desaparición forzada es hoy un tema sensible. Sin embargo, hace algunos años el desaparecido era considerado un delincuente, legitimando de este modo el crimen: “La imagen, el cuerpo mismo está relatando lo que antes estaba oculto. Una historia que muchos han querido negar alegando la ética periodística. La imagen se constituye en la memoria para el esclarecimiento de la verdad

Para Rodríguez es claro que la desaparición forzada es una especie de inquisición cometida por parte de los actores estatales, paramilitares y guerrilla: “Más que cuerpos lo que se pierden son almas de las víctimas y sus familiares. La única forma de recuperarlas es a través del arte y este tipo de documentales. No se trata de ser artista sino de tomar una decisión que genere una reflexión en las audiencias con responsabilidad social, donde el autor es solo un medio”, destacó el fotógrafo.

Finalmente, Montero abordó la importancia que tiene el arte en la construcción de memoria. En ese sentido, el actor resalta que el arte como método permite tomar decisiones rápidamente, pero el problema está cuando se fechitiza la obra, y en ese sentido, el espectador se indigna ante lo que ve en la pantalla más no ante la realidad: “Sentí que el que más había ganado en comprensión fui yo. El narrar se vuelve más importante al momentos de generar cambios en la sociedad”. 

Fotos

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