El retiro de Estados Unidos del Acuerdo de Paris, que tiene como objetivo reducir los costos del calentamiento global, afecta a toda la comunidad internacional. Bajo esta premisa, y amparado en el concepto de la “tragedia de los comunes”, el consejero de Utadeo, José Fernando Isaza, en su más reciente columna de opinión publicada en El Espectador, resalta que todos los países del mundo “deben coincidir en la necesidad de reducir las emisiones de anhídrido carbónico”, en la medida que los daños no solo los asume un país sino todo el planeta. Adicionalmente, el columnista dice que las decisiones de un Estado pueden afectar o beneficiar a corto plazo la reducción de costos de producción.
“Lo paradójico es que las grandes empresas energéticas no apoyan la decisión de Trump, pues tarde o temprano el mundo debe optar por usar menos combustibles fósiles. Trump también perjudica a su nación: el aumento del nivel del mar tiene consecuencias, inicialmente en Florida y luego en los otros Estados costeros que generan la mayor parte de la producción (...) Debe recordarse que EE. UU. es el segundo emisor de anhídrido carbónico; China es el primero. Por habitante, EE. UU. emite 16,2 toneladas anuales de anhídrido carbónico, casi cuatro veces más que el promedio mundial”, opina el consejero.
Así mismo, el columnista, citando la más reciente edición de la revista The Economist, recuerda que el nivel del mar en Florida aumentó, razón por la cual para el 2100 el Atlántico podría devastar gran parte de ese Estado. Por ahora, la mayoría de países, entre ellos Colombia, aceleran la aprobación de este acuerdo para que tenga fuerza legal.
