Los celos, el control y las famosas red flags en el amor romántico siguen siendo temas que marcan la vida emocional de muchos jóvenes. ¿Hasta dónde son normales los celos? ¿Cuándo se convierten en un problema? Para responder a estas preguntas, conversamos con Paula Andrea Ramírez, de la Dirección de Bienestar Universitario de Utadeo, psicóloga especialista en Psicología Educativa, quien desde su experiencia nos ayuda a identificar cuándo una relación deja de ser sana y cómo actuar para proteger nuestro bienestar.
Celos: ¿amor o inseguridad?
Según la especialista, los celos no deben interpretarse como una muestra de amor. En realidad, son una señal de inseguridad y miedo a perder a la pareja. Cuando se vuelven frecuentes e intensos, reflejan una necesidad de controlar al otro y se convierten en una bandera roja que indica que la relación no está bien.
Cuando el “cuidado” se convierte en control
Diferenciar entre un interés genuino y un comportamiento de control es fundamental. El interés real se manifiesta en el respeto por los gustos, decisiones y espacios de la pareja. El control aparece cuando se imponen culpas, se exigen pruebas de dónde y con quién se está, o se insiste en conocer cada detalle de la vida del otro.
En el entorno digital, pedir contraseñas, revisar chats, controlar a quién se sigue en redes sociales o incluso rastrear la ubicación en tiempo real son prácticas que no deben normalizarse: son formas de vigilancia y no de cuidado.
“Una intención genuina de cuidar se refleja en respetar los tiempos y decisiones del otro. El control, en cambio, genera presión y culpa”, afirma Paula.
¿Existen celos “sanos”?
Como cualquier emoción, los celos pueden surgir de manera natural. El reto está en cómo se manejan. Una persona con buena autorregulación puede sentir celos sin ejercer control sobre su pareja. Sin embargo, cuando los celos se vuelven obsesivos o enfermizos, funcionan como una señal de alerta para buscar ayuda psicológica.
La idea de que los celos son una demostración de amor proviene de patrones culturales que durante años normalizaron el control en la pareja. Hoy, el acceso a información y la conciencia sobre el autocuidado permiten a las nuevas generaciones cuestionar esas creencias, identificar 'red flags' y tomar decisiones más responsables frente a sus relaciones.
“Nuestra generación tiene la información para cambiar el chip: el amor no se demuestra con control ni con celos”, continúa.
Autoestima y autocuidado: claves para detectar alertas
Reconocer el propio valor, poner límites y priorizar el bienestar son herramientas esenciales para detectar cuando una relación no es sana. La autoestima permite establecer expectativas claras sobre lo que se espera en una pareja, mientras que el autocuidado brinda la capacidad de actuar a tiempo antes de que la situación escale.
“Cuando tienes amor propio, sabes lo que esperas en una relación, te priorizas y priorizas tu bienestar”, señala.
Pasos para poner límites en una relación de control
Cuando un estudiante percibe que su pareja lo cela demasiado o intenta controlarlo, Paula Andrea recomienda seguir estas pautas:
- Expresa tu incomodidad con respeto: comunícalo de manera clara, sin justificarte. Por ejemplo: “Me incomoda que revises mis mensajes. Te pido que por favor no lo vuelvas a hacer y respetes mi privacidad”.
- Observa la reacción de tu pareja: si minimiza lo que sientes, te culpa o intenta manipularte, es una señal de sobrecontrol.
- Busca apoyo en personas de confianza: familiares, amistades cercanas o acompañamiento psicológico dentro de la universidad.
- Evalúa tu seguridad emocional y física: si percibes amenazas o sientes miedo, prioriza tu seguridad y solicita ayuda profesional o institucional.
Señales internas que no debes ignorar
Más allá de las acciones de la pareja, hay emociones personales que indican que algo no anda bien: sentir culpa constante, miedo a expresar lo que piensas, ansiedad por pasar tiempo sin la pareja o temor a sus reacciones son indicadores de que la relación se encuentra en un terreno poco sano.
Terminar no es fracasar
Salir de una relación en la que se han puesto límites y no fueron respetados es, en realidad, un acto de amor propio y valentía. Terminar no significa fracasar; fracasar es permanecer en un vínculo donde no se te valora ni respetan tus emociones. Soltar lo que duele también es cuidarse.
Paula Andrea concluye con una invitación clara: “Cultiva tu amor propio para que, cuando un amor tóxico llegue a tu vida, sepas reconocer la diferencia”, puntualiza.
Si deseas recibir apoyo psicológico, puedes acercarte a Orientación Estudiantil, Módulo 7, oficina 110, para recibir acompañamiento con los psicólogos que Utadeo ha dispuesto para sus estudiantes.
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