Desde la cotidianidad hacia la retención estudiantil

Opinión
Desde la cotidianidad hacia la retención estudiantil
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Martes, Enero 28, 2014

Por: Sandra Patricia Barragán Moreno

El Ministerio de Educación Nacional MEN ha agrupado las variables asociadas a la deserción estudiantil  en cuatro grandes grupos que denomina determinantes de la deserción estudiantil en la educación superior, siendo estos: individuales, académicos, institucionales y socioeconómicos, (Ministerio de Educación Nacional, 2009, pág. 27). Así mismo, el MEN ha presentado el modelo estadístico de duración empleado para el análisis de este fenómeno multifactor. Por otra parte, el Consejo Nacional de Acreditación en sus lineamientos para acreditación insta a que las Universidades incluyan  en la autoevaluación institucional y de programas así como en sus planes de mejoramiento y presupuesto el análisis de la deserción. Sin embargo, más allá del problema institucional que pueden llegar a representar las cifras calculadas, por ejemplo, para la deserción por cohorte finalizada, la deserción por periodo o el costo de oportunidad, es de vital importancia considerar el impacto personal, familiar y social que representa que un estudiante abandone la Universidad.

Las consecuencias de la ocurrencia de este fenómeno tienen diferentes niveles. Como individuo, el estudiante que abandona sus estudios de educación superior pierde la posibilidad de tener experiencias de aprendizaje, tanto académicas como extracurriculares puesto que queda excluido de la participación en eventos culturales y sociales. A largo plazo, tiene menores ganancias de por vida, menores posibilidades en salud, menos esperanza de vida, así como una menor probabilidad de ser comprador informado. A medida que su edad aumenta tiene mayor probabilidad de desempleo. La sociedad también resiente el hecho de que un estudiante abandone definitivamente sus estudios, en vista de que aumentan los índices de criminalidad y la dependencia de subsidios, a la vez que  disminuyen los voluntariados, las tasas de votantes y el nivel de civismo (Swail, Reed, & Perna, 2003, págs. 25-28). No es muy difícil dimensionar, los beneficios que puede representar para las generaciones futuras de una familia, el que el primer miembro de la misma que ingresa a la universidad, culmine con éxito sus estudios. 

Visualizando la magnitud de los efectos de la deserción estudiantil, se pueden iniciar acciones y planes conducentes a minimizar las cifras asociadas. Expertos en los estudios de retención estudiantil recomiendan que los sistemas de monitoreo estudiantil que emprendan las universidades sean comprehensivos, esto es, que incluyan aspectos cuantitativos y cualitativos; que abarquen estudios longitudinales y que sean recursivos (Swail, Reed, & Perna, 2003, págs. 111-112). Si bien muchos de los estudios recaen en el MEN y/o en la institución educativa, es posible que los estudiantes también asuman su parte correspondiente y la elaboren día a día.

Dos marcadores visibles para la retención o la deserción y cuyas variables explicativas asociadas resultan modificables por parte de los estudiantes, son la integración social y la integración académica. La integración social refiere a la capacidad que tenga el estudiante de alternar sus labores académicas con su familia, sus amigos, sus compañeros de clase y la integración académica tiene que ver con el grado de apropiación de la normatividad de la Universidad manifestada por ejemplo: en el promedio académico, en el vínculo con organizaciones estudiantiles, asistencia a eventos académicos y culturales. El trabajo permanente por parte de los estudiantes en estos dos aspectos podría contribuir a disminuir el riesgo de abandono al que se puede ver abocado en los diferentes momentos de su carrera.

Respecto a la integración académica, sería deseable que los estudiantes en su cotidianidad se asistieran, en el trabajo académico no presencial de las tutorías ya que este es un espacio académico diseñado para apoyar individualmente. También, resultaría importante que consideraran, en la inscripción de asignaturas no solamente el número máximo de créditos con los que pueda llenar su matrícula, sino la demanda en tiempo y en grado de dificultad de las materias por sí mismas y en su conjunto, dado que el tomar simultáneamente, por ejemplo, una asignatura del área de matemáticas, una del área de química, una del área de estadística y una del área de física hacen que la media de su promedio decaiga drásticamente, en vista de la demanda de tiempo y esfuerzo que cada una de ellas requiere. Todo esto requiere tener una panorámica de las actividades propias de un estudiante que asiste a la Universidad, que tiene intereses en la práctica de los deportes, en la certificación internacional en alguna lengua extranjera y que tiene que compartir tiempo con su familia y sus amigos.

Los estudiantes que tienen un riesgo alto de abandono escolar, entre ellos quienes tienen un bajo puntaje en el Examen de Estado, presentan un alto ausentismo a clase y también alta repitencia en las asignaturas. Con el reconocimiento que el mismo aspirante puede hacer, de su capital académico, apoyado en los Exámenes de Clasificación, puede incrementar sus esfuerzos en los cursos de enlace entre el bachillerato y la Universidad que le ofrecen tanto la fundamentación en disciplinas transversales como en adaptación a la vida universitaria. En estas asignaturas se propende porque los estudiantes se sintonicen con la independencia académica tratando de que se ejerciten en  leer literatura técnica, al mismo tiempo  que practican la autodeterminación y la autonomía respecto a la asistencia a clase y al trabajo extraclase.

En la integración social, de igual modo, los mismos estudiantes pueden emprender algunas acciones que redunden en la interacción con sus compañeros, bajo la premisa de que los pares de un estudiante son agentes de socialización de mayor importancia que los docentes con quien establece comunicación informal (Pineda, 2010, pág. 43), (Bean, 1985, pág. 60). La comunicación a través de las aulas virtuales, del celular, del correo electrónico y de las redes sociales con sus compañeros cercanos y con pares que asistan a sus mismos cursos pero que no pertenecen a su programa académico, puede presentarse como una oportunidad de vincularse académicamente en grupos de estudio y con el paso del tiempo laboralmente, como egresado.

El fenómeno de la deserción tiene muchas aristas y por tanto la solución no se encuentra centrada en un solo actor, dígase por ilustración, el gobierno o la institución. La solución incluye el compromiso que los mismos estudiantes tengan con sus propias metas e intereses y el apoyo que reciban de sus familias.

 

En la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, el grupo interdisciplinario y el grupo de profesores para la retención estudiantil están en permanente proceso de reflexión. Información adicional: sandra.barragan@utadeo.edu.co.

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