Sobre comer carne, 2000 años después

Opinión
Sobre comer carne, 2000 años después
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Martes, Septiembre 24, 2013

Por: Camilo Espejo

¿Puedes realmente preguntar por qué razón Pitágoras se abstenía de comer carne? Por mi parte más bien me asombro y me pregunto por qué gran accidente y en qué estado mental el primer hombre utilizó su boca para desgarrar y llevó a sus labios la carne de una criatura muerta, tendió su mesa con cuerpos muertos y pálidos y se aventuró a llamar alimento y nutrición a esos seres que en un momento se alegraron, lloraron, se movieron y vivieron... ¿Cómo pudieron sus ojos soportar la matanza cuando sus gargantas eran cortadas y sus miembros descuartizados? ¿Cómo pudo su nariz soportar esos olores? ¿Cómo es que esa contaminación no tornó su gusto y pudo beber jugos y serúmenes de heridas mortales?

Plutarco, Sobre comer carne.

 

La reflexión con que Plutarco inicia su ensayo "Sobre comer carne" señala uno de los ejes que todavía concentra el debate sobre el comer o no animales. En un lado tenemos a aquellos que afirman que esta actividad es natural en el ser humano, y en el otro a aquellos que la encuentran como algo ajeno a nuestra naturaleza. En ambos casos se acude a argumentos ya sea evolutivos, fisiológicos, anatómicos e incluso históricos para defender o condenar el consumo de animales por los seres humanos. Además de hacer una reflexión, el escrito de Plutarco es un sensato intento por retratar, dentro de cierta objetividad, algunas de las prácticas de la antigua Grecia en relación con sus formas de consumir la carne de animales.

Plutarco admite nos ser vegetariano como Pitágoras, pero reconoce en varios pasajes la sevicia que encierran actos como pisotear a una cerda preñada para que las crías se vayan adobando en sus jugos antes de cocinarlos. Una preparación que tenía mucha reputación en aquella época. Al igual que hoy, predominaba en aquel entonces una gran brecha de conciencia entre lo que sucedía en las cocinas o lugares de sacrificio y lo que acontecía en las mesas y banquetes.  Me parece que es el terror a que dicha brecha se cierre un poco lo que ha impedido que prosperen los restaurantes en las vecindades de los mataderos, lo cual, desde un punto de vista práctico sería muy pertinente. Algo muy distinto a lo que ocurre con el consumo de pescado, donde es muy fácil encontrar lugares especializados en las riberas o en las playas.

Si por medio de un ejercicio de imaginación traemos a Plutarco al siglo XXI pienso que sus reclamos no serían muy diferentes. Sin embargo, creo que mayor sería su escándalo al apreciar cómo convive en el presente la alta tecnificación de la industria alimenticia, responsable de una eficiencia nunca antes alcanzada en la historia de la humanidad, con la gigantesca desigualdad en el acceso a la  comida. Aunque nuestros métodos se han refinado notablemente y la muerte se provoca de manera sistemática y antiséptica, y es probable que en el futuro también sea indolora, un acercamiento al debate sobre comer carne debe exigir un riguroso examen de las ventajas y desventajas de esta práctica que tenga un alcance mayor a las perspectivas morales. Con las cifras del mundo contemporáneo, tanto de población humana como de gasto de energía, agua y tierra en la producción de alimentos de origen animal considero esta revisión muy importante. 

Una vez se ha demostrado que es posible vivir bien y saludable a partir de una dieta vegetariana, asaltan todavía más dudas acerca de la pertinencia del consumo de animales, sobre todo cuando se considera el problema del hambre a nivel mundial y los altos niveles de desnutrición que sufrimos en Latinoamérica. Considero que terminar con este flagelo puede ser mucho más barato que lo que usualmente se calcula partiendo de una dieta que incluye como indispensable el consumo de animales.     

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