“La arquitectura consiste en un permanente ejercicio crítico”: Silvia Arango
“La arquitectura consiste en un permanente ejercicio crítico”, esta fue una de las reflexiones de Silvia Arango en la charla Arquitecturas que hacen ciudad en América Latina, primera sesión del ciclo DialogArquitectura organizado por la Escuela de Arquitectura y Hábitat de Utadeo, que inició su programación el pasado 4 de octubre.
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La reconocida arquitecta e historiadora colombiana, posdoctora de la Universidad Nacional Autónoma de México, se refiiró al juicio como una facultad natural de los seres humanos "para moverse en el mundo valorativamente" y como uno de los ejercicios más importantes de la arquitectura, el cual es ejectuado en esta disciplina a partir de los prinicios de solidez, utilidad y belleza.
Bajo esta idea, Arango describió el papel que han desempeñado los concursos de arquitectura en la región y en el mundo para evaluar los trabajos de arquitectas y arquitectos. Uno de estos es el Premio Rogelio Salmona, cuya muestra más reciente fue presentada el pasado mes de agosto en la Sala Alterna del Museo de Artes Visuales de nuestra universidad.
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Para construir ciudad en América Latina es necesario tener en cuenta cinco criterios que responden a las características espaciales de nuestras ciudades y que determinan la relación que proponen los diferentes proyectos arquitetónicos. Estos criterios descritos por Arango fueron utilizados en el Premio Rogelio Salmona, en donde se reconocen aquellos "gestos con la ciudad que le otorgan a los proyectos ese tinte especial".
El primero de ellos es denominado por la arquitecta como Sintaxis, el cual se refiere a la relación de ordenar y conectar elementos en la ciudad; el segundo es llamado Pasaje, el cual presenta eventos dentro de una circulación que conectan a otros lugares en la ciudad; el tercero de ellos es Emancipados, el cual expone una alternativa propia de relación con la ciudad; el cuarto es llamado Acupunturas, correspondiente a acciones puntuales dentro de una trama urbana y que tejen un barrio o un sector, y finalmente, Arango se refirió al criterio Umbrales: una entrada a un lugar, una especie de ritual que prepara al tanseúnte para el descubrimiento.
Mencionar este tipo de relaciones solo tiene sentido en el propósito de destacar el papel de la arquitectura en la calidad de vida de los ciudadanos, en la contrucción de lazos sociales y con el entorno, en la tranformación de los imaginarios colectivos sobre el territorio y, por ende, en la disminución de la segregación, en hacer de las ciudades lugares habitables.
Por lo anterior, Arango cerró la charla con una invitación a reflexionar sobre la responsabilidad de los arquitectos:
“Nos enseñan que el arquitecto tiene una responsabilidad con su cliente, es decir, con el que le paga. No, el arquitecto tiene una responsabilidad con la sociedad, con la comunidad y el grupo humano a quien le va a transformar de alguna manera la vida. Se trata de asumir de manera muy íntima que la ciudad es una construcción que se debe, en buena medida, a la conciencia que los arquitectos tengan de ella”.
Oficina de Comunicación Utadeo
María Alejandra Navarrete
