Educación y tierras: hacia la reconfiguración del agro en el posconflicto

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Educación y tierras: hacia la reconfiguración del agro en el posconflicto
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Viernes, Julio 3, 2015
Desarrollo y paz
¿La inclusión productiva puede trabajar de la mano con la educación para construir desarrollo social? ¿Es necesario formalizar la propiedad para superar la violencia? Temas de discusión sobre el futuro del agro en el posconflicto.
Fotografìa: Omar Andramunio-Oficina de Comunicación.

Olvidar el asunto de la tierra y promover mejores oportunidades laborales para los campesinos en la ciudad, o bien, generar unas políticas integrales que permitan el acceso a la educación, la salud y la infraestructura productiva, ajustadas a las dinámicas del campo, fueron los temas centrales que suscitaron un álgido debate en el marco del foro “Desarrollo Social para el Posconflicto” organizado por la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas y el programa de Economía de Utadeo en asocio con Fedesarrollo.

El debate contó con la participación de Leonardo Villar, presidente de Fedesarrollo; José Antonio Ocampo, director de Misión Rural; Darío Fajardo, asesor de la Comisión Histórica del Conflicto Armado; Albert Berry, economista y experto en temas rurales en Latinoamérica; y James Robinson, reconocido economista británico, cuyo artículo de opinión publicado en el diario El Espectador “¿Cómo modernizar a Colombia?”, ha generado un debate de largo aliento al plantear la posibilidad de olvidar el tema agrario a cambio de ofrecer mejores oportunidades de vida a los campesinos en la ciudad como clave del desarrollo social y la productividad. (Lea aquí la columna de opinión de James Robinson). Esta sesión fue moderada por el profesor emérito de Utadeo Salomón Kalmanovitz.

La discusión académica fue un momento propicio para abordar la problemática del sector agrícola antes, durante y después del escenario de posconflicto. Así pues, como lo planteó Kalmanovitz, la riqueza de los planteamientos de los conferencistas permite tener una mirada integral del tema del agro en términos de lo económico, social, el desarrollo tecnológico y productivo del país. En ese sentido, la propuesta de Robinson más allá de ser refutada por los demás panelistas, permitió generar unas nuevas miradas en torno a la problemática del campo, indicó el moderador.

Por su parte, Villar enfatizó en algunos de los postulados de Robinson, particularmente aquellos que hacen referencia al olvido del campo y la modernización de la ciudad. Según el presidente de Fedesarrollo, el economista británico percibe que es mucho más importante la educación que el tema rural, pero esta posición falla al concebir estas dinámicas por separado y no como instrumentos valiosos que se complementan y pueden generar un desarrollo económico solido para el país. En ese sentido, Villar argumentó que “yo creo que la educación es tan importante que no amerita desprenderla del desarrollo social del campo, sino que más bien se debe hacer una educación adaptada a lo rural”.

Bajo esta perspectiva, Villar aseguró que el sector agropecuario en Colombia sigue siendo un aspecto de vital importancia para el país. Pese a que las últimas décadas demuestran un panorama oscuro para el agro colombiano, la situación del campo no siempre ha sido mala ni tampoco ha presentado el atraso y los problemas de competitividad que evidencia ahora, sostuvo el conferencista. Frente a esta situación, el experto precisó que Colombia se ha quedado rezagada a nivel de producción de café, en comparación con los países productores del grano. De igual manera, en el campo se ha ido concentrando la población de la tercera edad que no tiene pensión ni una carga prestacional equitativa.

A esta problemática se suman los niveles de concentración de la pobreza, la falta de apoyo a la vejez por parte del Estado y la no funcionalidad del mercado laboral en cuanto a la carga prestacional de los labriegos y jornaleros, población que tiene acceso a la seguridad social en un margen del 7%. En ese sentido, Villar propone que debe pensarse en un sistema de pensiones no contributivas, el acceso a los diversos canales e infraestructuras de producción y la posibilidad que el campesino se eduque, incluso a nivel profesional, y que ese conocimiento retorne al campo, favoreciendo el desarrollo productivo.

Escepticismo sobre la efectividad de las políticas de Estado

Por su parte, si bien Robinson no defendió la postura contemplada en su artículo de opinión, el economista británico cuestionó las acciones y políticas públicas del Estado en lo que se refiere a la protección de las comunidades más vulnerables por el conflicto armado. En ese sentido, el autor del libro “¿Por qué fracasan las naciones?” indicó que actualmente no existen políticas que logren cambiar la realidad del país. Por ejemplo, el plan "Familias en Acción" o “Somos Pacífico” no logró evidenciar una mejora en la calidad de vida de sus habitantes, sino que por el contrario hoy estas comunidades viven al margen de las acciones del gobierno, en situaciones precarias donde la hambruna, la pobreza y la violencia son factores de riesgo a los que diariamente se ven sometidos estos colombianos.

En ese sentido, Robinson considera que no existe coherencia entre las leyes y planes de desarrollo formulados por el Gobierno Nacional y la realidad de las diversas poblaciones rurales. Así que la mejor opción para el desarrollo social es generar una verdadera política educativa en Colombia, que sea incluyente, participativa y de calidad, cualidades que según Robinson no presenta en la actualidad este servicio (Lea aquí el resumen sobre la conferencia impartida por Robinson).

Sin tierras no habrá paz

En contraste, Ocampo aseguró que en Colombia existe un sector rural con múltiples subsectores como la ganadería extensiva o la agricultura, los cuales en algunas regiones del país se encuentran extremadamente atrasados. Empero, esto no significa que el tema de la tierra deba ser ignorado, pues su informalidad es lo que ha constituido la base del conflicto.

De igual manera, Ocampo cuestionó la comparación realizada por Robinson acerca de los países que lograron desarrollarse económicamente dejando marchitar el tema agrícola. El ex Ministro de Agricultura enfatizó que los contextos sociales de los países son muy diferentes y no pueden ser tomados a la ligera. En ese sentido, ante el caso inglés propuesto por Robinson en su artículo, el experto señaló que esa situación histórica fue facilista por cuanto los ingleses resolvieron sus problemas de tierras migrando hacia los Estados Unidos, pero aún no han resuelto otras problemáticas como las raciales.

Frente a la ineficacia de las políticas públicas del Estado, Ocampo señaló que ha habido mucho más progreso en temas sociales que en materia productiva, a partir de la Constitución de 1.991, lo cual significa que si bien la institucionalidad en Colombia ha presentado ciertos déficit y problemas internos, se está trabajando por la modernización de las políticas y las acciones del Estado en materia de inclusión productiva, y en ese sentido, Robinson desconoce las dinámicas internas del aparataje político colombiano.

Ahora bien, como lo sostiene Ocampo, el paso a seguir debe ser estimular a las pequeñas producciones rurales en términos de la productividad. Sin embargo, antes que nada debe resolverse el tema de la propiedad y de las tierras, pues de lo contrario el país no tendrá paz ni logrará resolver sus conflictos internos (Lea aquí los principales aspectos abordados por Ocampo en su conferencia).

Inclusión productiva y educación, las claves para el desarrollo social

Darío Fajardo por su parte propuso un enfoque conciliador entre los procesos de inclusión productiva y el mejoramiento del sistema educativo. De esta manera, el asesor de la Comisión Histórica del Conflicto sostuvo que la migración del campo a la ciudad ha generado múltiples demandas, entre ellas las educativas. En ese sentido, en armonía con lo expuesto por Villar, los campesinos pueden estudiar y desarrollarse profesionalmente sin olvidar el campo.

Sin embargo, Fajardo sostuvo que las políticas estatales deben eliminar todo vestigio de inequidad en los procesos de especialización de la producción en la ciudad. En ese sentido, el analista enfatizó que actualmente las iniciativas gubernamentales benefician al sector urbano, más no al campo. En ese orden de ideas, Fajardo señaló que se debe pensar en lo rural y en las reconfiguraciones de las relaciones con el campo: “es momento de recomponer las estructuras agrarias a partir del uso de los suelos y el patrimonio ambiental”, sostuvo el conferencista. Fajardo concluye que la única manera para dar solución al tema agrícola en Colombia es sumando la productividad con el tema de la educación (Conozca en detalle los aspectos tratados por Fajardo en su conferencia, haciendo clic aquí).

Innovación y acceso a las tecnologías para los pequeños productores

Albert Berry cerró el ciclo de discusión comentando que la solución para la problemática de la inclusión productiva en el campo es que el Estado garantice el acceso a la infraestructura y las nuevas tecnologías para la pequeña producción. En ese sentido, la innovación es un tema fundamental para el desarrollo, y por lo tanto, las políticas agrícolas deberán dar cuenta de cómo las nuevas maquinarias optimizan la mano de obra campesina sin  desplazarla, garantizando así el empleo de los habitantes del campo y el aprendizaje aplicado al agro (Conozca la posición de Berry acerca de la tecnificación y la educación en el campo, haciendo clic aquí).

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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